Tres reflexiones para un histérico final
“Aquí hay una histeria de la gente en plantear temas para
afectar al Gobierno”.
Menuda
frase con la que Juan Jiménez Mayor se refirió al sensible problema de la
seguridad ciudadana. No solo fue una muestra de divorcio con la realidad, sino
también el último lampazo con el que echó tierra a su gestión en la PCM.
El tercer primer ministro en 15 meses de gestión Humala
(Lerner y Valdés pasaron antes por la moledora de carne), se iba en medio de un
desgaste que se notó abiertamente en una entrevista con Milagros Leyva y en la que mostró
el mismo interés y compromiso que un pelotero cualquiera de la selección de
fútbol, en el minuto 85 del último partido de la eliminatoria con Bolivia (es
decir, ninguno).
El análisis de cuáles fueron los factores que se llevaron a
Jiménez son muchos y engrosan una larga lista donde el añejo arte político del
apanado público ha estado, para variar, a la orden del día.
Desde la comunicación es interesante analizar algunos temas
puntuales que, aplicados a cualquier organización, bien podrían servirnos de
lecciones.
- La realidad siempre será más poderosa que
cualquier esfuerzo de comunicación
No importa cuánto se encargue usted de “cacarear” lo
grandiosa que es su organización o su producto. La reputación no es nada más
que el reconocimiento explícito y sostenido en el tiempo que hacen de la
realidad los grupos de interés. Ya lo hemos dicho antes: nuestra imagen es una
síntesis de nuestra identidad. En pocas palabras, cuando el ministro Pedraza
habla de sensación
de inseguridad o el ex premiere
se refiere a usted y a mí como histéricos, quizás habría que enviarles este
enlace, o este,
o este,
o ya, para que no digan que uno no está al día respecto a las noticias
realmente importantes, este.
Quizás lo más alucinante, y divorciado de la realidad, fue
escuchar a Jiménez defenderse con el endeble argumento de que no estamos en
México o Colombia. A decir verdad, me hizo recordar a la orquesta del Titanic,
que seguía tocando mientras el barco se hundía.
El tema es complejo: si nuestras autoridades creen que la
inseguridad es una sensación que disminuirá solamente porque repiten como
mantra una serie de acciones y una lista interminable de nuevas inversiones y
planes que no ofrecen resultados, pronto estaremos hablando de sicariato y
gente a la que le “mandaron la moto” porque, por supuesto, “eso
todavía no ocurre en el Perú” (léase con tono apropiadamente sarcástico,
por favor).
Renato Cisneros resumió perfecto este intríngulis entre percepción y realidad en este tweet:
Por supuesto, un avisado congresista (el más votado de las
últimas elecciones), quiso llevar agua para su molino y sumó otro
galardón más a su ya reconocido prontuario de metidas de pata públicas,
enredándose en una innecesaria maraña biológico-anatómica.
Lección adicional: si no sabe, o no está seguro de qué está
hablando, mejor se defiende callado y, de paso, amarre el Twitter.
- Cuidado con sus voceros
Aquí no hay mucho que decir. Un abúlico, evidentemente
cansado y poco empático Jiménez descargó una aparente maleta de frustraciones
contra Milagros Leyva, en televisión nacional y en vivo (puede ver la
entrevista por partes aquí).
Primera regla en un entrenamiento de medios: el periodista
no tiene la culpa de sus problemas, no se la agarre con él o ella.
La poca predisposición para contestar, sus silenciosos
constantes y sus retadoras respuestas solo mostraron a un desgastado Jiménez,
trayendo al piso su credibilidad e imagen de autoridad. La entrevista, en su
conjunto, dio la impresión de un funcionario que sabía lo que se venía y que, a
modo de travesura, quería meter un memorable y de paso sonoro portazo.
Se salió con la suya, pero debilitó una vez más su imagen y
la del Gobierno.
Más allá de ello, si yo fuera asesor de un político, le
recomendaría no aceptar entrevistas a las once de la noche. A esas horas la
presión y estrés del día, además de la obvia incomodidad de ser interpelado en
vivo, podrían jugar malas pasadas, sobre todo con una entrevistadora aguda como
Milagros. No es casualidad que Alan García (un maestro en estos menesteres)
terminara aceptando que ese fue el motivo por el que exigió que su entrevista
en “No culpes a la noche”
fuera grabada a mediodía.
- Coordine sus esfuerzos de comunicación
La teoría del manejo de crisis apunta a que siempre debemos
de tener un solo vocero, con un grupo de mensajes, cuyas apariciones deben ser estrictamente
controladas, principio que el Gobierno no aplica bajo ningún concepto.
Respecto de la supuesta compra de un avión presidencial,
Jiménez fue desautorizado; respecto del viaje de Humala a Francia, Jiménez fue
desautorizado; respecto del diálogo con la oposición, Jiménez no solo fue
constantemente desautorizado, sino que luego de las fotos, discursos e
innumerables promesas de seguimiento, el pobre premiere se encontró con un presidente chavetero, que se dedicó a
pegar puñetes y patadas verbales a discreción, echando por tierra todo esfuerzo
de concertación (resumen aquí).
Dicho esto, calculo que el gabinete Villanueva (prestado o
impuesto), tendrá algunos días de aire. Aunque ya el puñalero barrio lo recibió
con una advertencia.
Quizás haya temas más importantes para él que la
comunicación. De hecho, tópicos como la promoción de inversiones y la seguridad
ciudadana, entre otros, lo son.
Sin embargo, el premiere
debe ser consciente de la falta de una estrategia de comunicación por parte
del Gobierno y la cara factura que puede terminar pagando, no solo en puntos de
encuestas, sino en la construcción de la necesaria paz social y orden que
permita las condiciones para que el país no se detenga.
@miguelugazg