#PreguntasparaMiguelBose ¿han muerto las conferencias de prensa?
Para entender este post primero tiene que ver el video en el
que Miguel Bosé, con gran cancha, “escuelea” a un grupo de periodistas.
Luego de esta conferencia de prensa, que hizo justicia a
años de insulsas preguntas sobre pisco sours, ceviches, Machu Picchu o el
carácter de la mujer peruana, el ingenio twittero creó el hashtag que da título a este post y que le recomiendo como
antídoto de risa para cualquier momento.
Ya
se dijo todo acerca del nivel de las preguntas de algunos de nuestros
colegas (resalto
“algunos”, en la misma línea del gran “Pantera”) y como no busco
enemistades o situaciones que me lleven a que la próxima vez que trate de
ofrecer una entrevista a un medio reciba un amable portazo en la cara, este
post se enfoca en evaluar hasta qué punto nosotros, comunicadores corporativos,
exponemos a nuestros voceros a situaciones sin sentido, utilizando una herramienta
cada vez más incómoda y poco exitosa: la conferencia de prensa.
Si me lo preguntan a mí (y no soy ningún Bosé), estas reuniones,
que siguen generando la emoción de clientes (que alucinan salas llenas,
flashes, cámaras y portadas), el desvelo de los asesores de imagen (¿qué pasa
si no llega ningún medio?) y la abulia de los periodistas (que saben que, en la
mayoría de los casos, el título de la convocatoria es demasiado vendedor para
el contenido que encontrarán), van –o deberían ir– camino a desaparecer.
Algunas ideas a considerar, luego de pedir a editores,
directores y algunos expertos en comunicación corporativa su opinión acerca de
la validez de las conferencias de prensa.
1.
“Son inútiles, tanto para los convocados como
para el convocante. Pero esto sería importante si su valor radicara en la
utilidad, lo cual está descartado de plano”. La fulminante apreciación
corresponde al editor general de una de las más influyentes publicaciones del
país y confirma algunas de las respuestas que he recibido en los últimos días
respecto al tema. La cosa es un poco más grave para el productor general de un
noticiero, quien asegura que “muchas veces los conferencistas no tienen qué
decir”.
En pocas palabras, antes de gastar tiempo, dinero
y esfuerzo, y hacer que su agente de prensa pierda el hígado intentando
convencer a un grupo de periodistas para que vayan a escucharlo, asegúrese de
tener una “gran” noticia en manos. ¿No está seguro de tenerla? Aquí hay unos tips que le pueden servir.
2.
¿Tiene la gran noticia? Pregúntese lo siguiente:
¿no lograría el mismo impacto –o quizás mayor– si preparara un muy documentado dossier –mejor si es digital– con fotos,
un video, un comunicado muy sólido y lo repartiera a diestra y siniestra? La
velocidad con la que circula la información, y en algunos casos la
racionalización de equipos humanos y técnicos, hacen que el hecho de
desplazarse a una conferencia sea muchas veces una travesía incómoda y poco
fructífera. Recuerde, un medio serio –que es donde usted apunta a aparecer–
aprecia mucho más la buena información que los sanguchitos de rigor del coffee break o el merchandising de regalo que se distribuye en estas convocatorias.
3.
Tenga en cuenta que, en un ambiente cada vez más
competitivo, los medios buscan exclusividad en la información que publican. En
otras palabras, si usted da el mismo material a 15 periodistas en una
conferencia, lo más seguro es que obtenga 15 pequeñas notas publicadas. Quizás
una buena opción sea enfocarse en aquellos espacios que le interesan y ofrecerles
entrevistas con información personalizada para cada caso, buscando un mayor
impacto en su público objetivo. Un curtido periodista asegura que prefiere el
“uno a uno, porque permite ser lo suficientemente incisivo para encontrar la
información que se busca, lo que también exige al corporativo preparar y
entrenar mejor a sus voceros”.
4.
Para cerrar, prácticamente copio y pego el mail
que me envío David Reyes, editor de este sitio web, pues considero que estas
líneas deberían ser el ABC en tiempos de inmediatez y cobertura digital: “Las
conferencias de prensa son cada vez más de cobertura online y tienen cada vez
menos cobertura en las ediciones impresas; al día siguiente ya son noticia
muerta. Y con ese norte es con el que debe trabajar un jefe de informaciones.
Dar por sentado que lo que se dirá allí saldrá publicado media hora después en
las webs de noticias. Y, entonces, ¿qué nos queda para mañana? La contraparte,
los relacionistas públicos, van a tener que entender eso y ver la manera de
satisfacer esta nueva necesidad. No pensar en una sola noticia, sino en dos:
una para el momento y otra para el día siguiente, una para la web y otra para
el impreso. Y seleccionar bien a quién o a quiénes le darán la segunda (o las
segundas), y bajo qué tipo de negociación. Reto para el periodista: trabajar
dos plataformas”.
Entonces, la próxima vez que usted esté ya listo para lanzar
su convocatoria a una conferencia de prensa, pregúntese realmente cuál es el
impacto que quiere lograr y si convocar periodistas a una sala, en medio de un
agitado día de trabajo, donde los cierres aprietan y los tiempos son cortos,
abonará en ese objetivo.
De no hacerlo quizás usted termine como aquel personaje, muy
conocido en el medio, quien, cuando no lograba convocatoria para una
conferencia, llamaba a sus compañeros de oficina quienes, tras identificarse como
miembros de un diario, radio o canal, diligentemente llenaban la sala y, con
ello, satisfacían la demanda de asistencia del cliente de turno.
¿Cómo explicar luego que ninguna nota fuera publicada?
Ese era otro cantar que ni el mismo Bosé podía responder.