El DIRCOM del futuro
Nos pasamos la vida creando historias. Historias para los
medios de comunicación, para nuestros canales sociales, para nuestras piezas
publicitarias, para nuestro público interno. Historias que buscan influir,
emocionar, vender una idea o un concepto, y posicionarnos.
Sin embargo, muy pocas veces nos hemos puesto a pensar en la
historia de nuestra propia profesión. Lo cierto es que es (casi) imposible que
alguien haya llevado una memoria de la comunicación corporativa. Esta hija de
la necesidad, nacida a trompicones, es una disciplina que de a pocos va generando
un marco teórico propio que, en un futuro próximo, nos debería permitir
establecer preceptos básicos como códigos de ética, manuales de buenas
prácticas, estándares de medición, etc. (Permítanme soñar).
No obstante, sí existen algunas referencias, como este video
que resume la evolución de las relaciones públicas –un término que, dicho sea
de paso, no me gusta nada. Pero eso ya será materia de otro post–.
Ahora bien: esta actitud laxa no es una justificación para
no imaginar cómo será nuestro porvenir.
Por ello, me sorprendió encontrar la semana pasada el
estudio “El DIRCOM del futuro y el futuro del DIRCOM”, elaborado en España por
Top Comunicación & RR.PP, con la colaboración y el patrocinio de
Burson-Marsteller España.
La dinámica es interesante: 25 DIRCOMS (Directores de
Comunicación) españoles fueron entrevistados para conocer su visión de lo que
será la profesión en el 2025.
Algunos temas a los que prestar atención:
1. Olvídese
del prensero: el DIRCOM del futuro no será el sujeto que procesa notas de
prensa como salchichas, aprieta send,
levanta el teléfono para confirmar recepción y, seguidamente, realiza un lobby feroz para lograr una publicación.
El DIRCOM del futuro formará parte en los comités de dirección y su papel
tendrá gran peso en el organigrama de la empresa, al orientarse al negocio y
los resultados. Se convertirá, entonces, en un personaje con capacidad y
obligación de establecer estrategias que generen valor a partir de procesos de comunicación
estructurados.
2. El
negocio se centrará en contenidos: vaya olvidándose de la publicidad
tradicional; el marketing de contenidos dominará la agenda. Generemos historias
interesantes detrás de nuestros productos, ya que el concepto de cliente dará
paso al de audiencias que confiarán menos en la publicidad. Hoy mismo ya no
necesitamos de marcas que paguen espacios para decirnos lo buenas que son; cada
uno puede encontrar esa información apelando a personas en las que confía más
que en la empresa misma.
3. ¿Quiere seguir enviando notas de prensa?
Hágalo, pero aténgase a las nuevas reglas: segmente mejor; genere, sobre la
misma noticia, contenidos específicos de acuerdo a grupos de interés (ello
implica información mucho más especializada). Recuerde que cada vez más nos
orientamos a Internet como plataforma, y
si bien la prensa escrita, televisiva o radial no morirá, la red debe ser un
repositorio de noticias que son entregadas a los medios en distintos formatos y
por canales diversos. ¡Ah! También vaya despidiéndose de las ruedas de prensa.
4. Transparencia,
transparencia y transparencia: ese es el nombre del juego. Hasta ahora usted
podía decir a los cuatro vientos que su marca era la mejor; hoy más le vale que
lo sea, caso contrario alguien se encargará de contar sus verdades. Pero el
tema no termina en la venta de un producto o servicio; la transparencia se
exigirá en aspectos como buenas prácticas laborales, responsabilidad social y
financiera, etc.
5. Gestión
de nuevos medios: este será el escenario de batalla del futuro, donde más
importante será la forma como adecuamos nuestra comunicación, que el uso mismo
de las herramientas tecnológicas. Por otro lado, ¿ha visto cómo se disemina una
crisis de imagen gracias a las redes sociales? Multiplíquelo por infinito
cuando el acceso a Internet y la conectividad alcancen a la mayoría de la
población. Más le vale acceder entonces a estas nuevas plataformas porque, como
ocurre en cualquier proceso de comunicación, si usted no habla, alguien lo hará
por usted (y en este caso con altavoz).
Así que,
amiguito practicante, usted que cree que podrá vivir toda su vida siendo un community manager, despierte y huela las
rosas. Compañero analista, usted que siente que su vida se escapa con cada
llamada que hace para “mover” una nota, vaya explicándole a su jefe cómo será
el futuro; y usted CEO, empiece a tomar más en serio al equipo de
comunicaciones de su empresa porque en el futuro será (si no lo es ya) tan
importante como cualquier área productiva de su firma.
Puede leer el
informe completo aquí.