Yo no fui, ¿fue el Meme?
Hace unas semanas empecé a redactar lo que sería el segundo post de esta bitácora. Dos días antes,
en medio de un escenario pro revocatoria totalmente adverso para la alcaldesa
Villarán, había hecho su aparición en las redes sociales el ya famoso “No meme”.
Luego de dar innumerables vueltas decidí dejarlo de lado,
pues entendía en ese entonces que no era la mejor carta de presentación tratar
un tema político -y claramente espinoso- en la segunda semana de publicación.
Hoy, luego una campaña de comunicación integral que supuso
mucho más que esta iniciativa (gracias Favre), y con Villarán en el cargo, me
pareció interesante rescatar este texto de la papelera de reciclaje. En él postulaba
que el “No meme” podría ser el posible punto de partida de una recuperación del
No.
Contraria a la furibunda y verbalmente violenta campaña del
Sí, esta estrategia aportó un aire de divertida informalidad en medio de un
febrero agobiantemente tenso. Fue una maniobra que mostró al elector que los
partidarios del No podían tomarse la cosa con humor, frente al permanentemente
fruncido ceño de Marco Tulio y compañía, sumados a sus constantes dislates,
de los que, valgan verdades, la alcaldesa
tampoco ha sido ajena.
(Aquí el texto, escrito
el 12 de febrero)
Ante la avalancha del ya famoso y –hay que reconocerlo–
medio empalagoso “No meme”, es casi
obligatorio preguntarse si esta combinación de “personajes públicos + redes
sociales + chacota puede salvar a la alcaldesa Villarán de la revocatoria.
Vamos a la teoría (ténganme paciencia) y distingamos tres
niveles de la estrategia de comunicación:
El primero fue la utilización de la imagen de personajes
locales reconocidos que, luego de endosar su apoyo en actos públicos, fueron
llevados a llamativos paneles con una serie de mensajes que algunos han
atacado, pues “no se refieren a problemas
de fondo de la ciudad” (bostezo 1).
Ojo: en comunicaciones, este jaloneo de “préstame un ratito
tu popularidad para convencer a mi audiencia”, que le encanta a muchas
empresas, acarrea un gran riesgo. La alcaldesa ya lo sufrió con Kina Malpartida o la
atinada Claudia Dammert.
Esta situación de “ángeles caídos” no solamente afecta a una campaña política,
tal como da cuenta esta
nota de La República.
El segundo piso de la estrategia no trajo nada nuevo, o
realmente efectivo, bajo el achicharrante sol de verano, que cada vez parece
derretir más las posibilidades de Susana de voltear la torta: los mismos
paneles fueron circulando en redes sociales (bostezo 2).
Finalmente, en un tercer momento, algún “iluminado” dio en
el clavo (¿coincidencia? ¿estrategia? ¿inspiración? ¿movimiento popular?
¿Favre?) y el producto NO empezó a reproducirse, en forma de meme, en boca de
entrañables personajes a quienes poco tenemos que reclamar.
¿O usted podría lanzarse a criticar a Chespirito, Don Ramón,
Marco, Homero Simpson, al Robin de JB, a Portola, al entrañable Ferrando o al soup nazi de Seinfeld?
No voy a entrar en profundidad al tema de redes sociales. En
esta plataforma ya pueden encontrar suficiente de ello aquí y aquí, pero sí creo fundamental
discutir un par de cosas.
Recordemos la regla número uno de la comunicación online: toda interacción que se da en un
ecosistema digital no es real.
La sonrisa que me genera un meme, un like o un share no
necesariamente definirá cómo votaré el 17M. Para dejarlo más claro les hago una
pregunta: ¿quiénes pasaron a la segunda vuelta en las últimas elecciones
presidenciales? Pues Ollanta Humala y Keiko Fujimori, los candidatos que no
sólo tuvieron una presencia casi marginal en las redes sociales, sino un
batallón de opositores digitales.
Quizás esta imagen ayude a graficar la diferencia entre el
verdadero valor de las acciones en el mundo virtual y el real.
Por otro lado, es cierto que una campaña de comunicación tan
corta y con todos los factores en contra –como la que enfrentó la alcaldesa–,
tiene un objetivo fundamental: posicionar el No (que para Villarán es casi como
asegurar la supervivencia de la especie).
Siguiendo esa lógica, el correlato con la realidad que busca
el “No meme” se dará si usted, informado internauta, llega el 17M a la mesa de
votación, se enfrenta a 40 cuadraditos y, luego de pensar “qué flojera, mejor estaría en la playa”, marca como se lo dijeron
el Chavo, Natalia Málaga, Paolín o Max Barrios.
Parece que la suerte de la alcaldesa empezará a cambiar. Al
día siguiente del éxito digital, esta simulación de voto de
Datum acortaba las brechas entre el Sí y el No. Si bien un factor no se
relaciona con el otro, el “No meme” podría ser el punto de partida para que
Susana salga de una situación complicada que, de prosperar, afectará a la
ciudad pero que –también hay que reconocerlo– ella misma ayudó a generar.
No envidio la tarea de la alcaldesa y su equipo: en poco más
de 30 días deben trascender el efecto de las redes sociales y pasar, en el
mundo real, a convencer a ese 8% que podría salvarles el cuello.
Y en ese mundo real, donde las acciones hablan más alto que
los botones de Like, ello solamente
se logrará con medidas concretas y tangibles, que cambien la realidad de las
personas. Un mundo donde la comunicación pasa a ser solamente una herramienta
más para dar a conocer aquello que el gobierno municipal ha hecho o hará por
mí.
Un mundo donde, finalmente, Chespirito, Alf, Gandalf o el
Cuy Mágico no juegan.
Ps1: el lunes 18 de
marzo, Alexander Chui publicó un muy buen post respecto a la campaña de comunicación del No.
PS2: el martes 19 de
marzo, Gerardo Cárdenas, de Terra.com realizó esta entrevista a los cerebros detrás del No Meme.
PS3: pueden seguirme
en Twitter @miguelon1321