Susy Díaz, el Mero Loco y la irrelevancia
Mientras escribo esto son las
5:18 p.m. En este momento de la tarde, en la mayoría de redacciones empieza la
temida “hora del cierre”.
Usted, que no trabaja en un medio
o en comunicaciones, no está obligado a conocer el tras bambalinas que ocurre
desde este momento hasta que el diario de mañana esté impreso, o hasta que
todas los reportajes del noticiero estén editados en el switcher y listos para salir al aire.
Horas tensas y complicadas, donde el tiempo no sobra
y la paciencia es escasa.
Mientras escribo esto, en plena
hora de cierre, un periodista recibe un correo. Convencido de que es el mensaje
con la confirmación de aquella entrevista que está esperando, o “ese” dato que
le permitirá terminar su nota, revisa su casilla.
“El
Mero Loco divulgará el plato con el que seducirá definitivamente a Susy Díaz“,
dice el subject del correo.
Molesto, borra el mail intruso. A los cinco segundos suena
su anexo. Esperanzado en que es la llamada ganadora, la que le permitirá cerrar
su nota, contesta.
“Hola fulano (ponga el nombre que desee), te saluda zutano (ponga el nombre
que desee), de la empresa mengano (ponga el nombre que desee). Te llamaba
porque estamos organizando una conferencia de prensa donde el Mero Loco
presentará el plato que seducirá definitivamente a Susy Díaz. ¿Recibiste mi
correo? ¿Me confirmas que irás?”.
Lo cierto es que fulano está en otra.
Apremiado por la hora, con su editor respirándole en el cuello, contesta
cualquier cosa, cuelga y graba el número de zutano para nunca más contestarle.
Lo peor de todo es que fulano escribe en la sección Política. Sabrá Dios por qué,
zutano lo tiene en una base de datos como periodista de espectáculos.
Por supuesto que usted, sagaz
lector, está seguro de que la historia no podría ser más que un estereotipo
exagerado. Lamento decepcionarlo, pero corresponde a un caso de la vida real.
La víctima, el editor general de
una de las más importantes publicaciones del medio, califica el título del
correo como “un clásico” y, a la vez, reconoce que, “a pesar que los agentes de
prensa son cada vez más transparentes –antes eran insufribles–, subsisten
viejas prácticas”.
Diariamente, las casillas de
redactores, editores, jefes de información o directores son inundadas con
cientos de correos que, en el fondo, no son más que publicidad encubierta.
“Alguna vez, luego de la final de
un mundial de fútbol, una marca que fabrica autos intentó, por todos los medios,
colocar una nota donde aseguraba que uno de sus modelos de buses era el
transporte oficial del campeón, Italia”, continúa el editor.
Por su parte, el editor del sitio
web que aloja este blog afirmó recibir, entre el martes y miércoles de esta
semana, más de 50 correos, conteniendo “moscas
que vuelan de espaldas”.
“De todas, sólo me interesó una”,
asegura, luego de copiarme algunas
“perlas”, entre las que resaltan un par que aprovechan la melcocha del 14 de febrero,
una que destaca la pasión de Benedicto XVI por la música, y su predilección por
Mozart y otra que hace uso del término “bimodal” como si se tratara de
ingeniería del espacio.
“La pregunta que me hago es: ¿qué hace esto
en mi bandeja de entrada? ¿Cómo podría ser material para Gestion.pe?”, concluye.
Desde el lanzamiento de una nueva
línea de desodorantes, hasta la inauguración de un colegio en una comunidad
alejada (revestido con el argumento de la responsabilidad social), todo vale
cuando se trata de inundar las redacciones en busca de un espacio en la agenda
informativa.
Esta, sin embargo, no es una
realidad exclusiva de nuestro medio.
An inconvenient PR truth es una iniciativa lanzada para “matar
moscas” y rescatar aquellas historias que se pierden dentro de la irrelevancia
generada por la incontenible ola de notas de prensa.
La cifra que arroja el estudio de
estos activistas es reveladora: los periodistas de Estados Unidos y el Reino
Unido reciben anualmente 1.7 billones de correos con información irrelevante,
que busca ser publicada. Peor aún, el 55% de los periodistas que recibieron
estos correos, bloqueó a quien se los envío.
Si bien el estudio saca roncha –considero
exagerado acusar a la industria del PR de ser una de las causantes de esta
nueva “polución” informativa, que genera pérdidas de tiempo y dinero–, es un
ejercicio a todas luces válido para cuestionarnos la calidad de las noticias
que compartimos con los medios y cómo reaccionan los periodistas ante nuestros
contenidos.
Lo interesante es que, más allá
de quedarse en la simple denuncia de las cifras, la iniciativa busca proveer de
herramientas que permitan identificar caminos para generar historias
noticiables y de interés.
¿Cómo lograr que los periodistas
atiendan nuestros correos, respondan nuestras llamadas, publiquen nuestras
noticias y asistan a nuestras importantes conferencias, lanzamientos y eventos?
Todas estas son preguntas fútiles
y no responden al fondo de la cuestión.
La interrogante debería ser: ¿cómo
salimos de la irrelevancia? ¿Cómo logramos nosotros, gestores de imagen
corporativa, convertirnos en proveedores de contenidos interesantes para los
medios?
La respuesta la dejamos para la
próxima semana.
Mientras tanto, para que conozcan
un poco cómo es la vida en una redacción, les dejo esta
historia.