Mucha gente sueña con tener un techo propio. Comprar una casa o departamento es una de las más frecuentes de las familias. Es una aspiración natural del ser humano.

El problema es que hay personas a las que les ganan las ganas y lo hacen mal: sin ningún dinero ahorrado para el enganche o tomando créditos que son muy onerosos. O, peor aun, mediante "traspasos informales" sin ninguna seguridad jurídica o garantía.

A lo largo de mi vida he visto casos escalofriantes en donde personas me preguntan cómo pueden hacer porque ya no pueden pagar, o porque la persona a la que le "traspasaron" el crédito ya no lo está pagando y, por lo tanto, están en un problema serio.

Incluso alguna vez una persona que lo debía todo tomó un préstamo familiar y un crédito de nómina para pagar el enganche, luego un crédito hipotecario a 20 años y, como no le alcanzaba, encima había incurrido en enormes deudas con su tarjeta de crédito. Obviamente lo perdió todo.

Por ello, algunos consejos que debemos seguir son:

1. Tener nuestras finanzas personales en orden. Si queremos comprar una casa, debemos estar libres de deudas, particularmente créditos a corto plazo (como tarjetas de crédito y préstamos de nómina).

2. Contar por lo menos con 20% de enganche, más gastos notariales, más dinero para muebles y otros gastos. Sí, sé que los bancos hoy en día prestan hasta 90% del valor de una propiedad, pero no es sano endeudarse tanto.

Contrario a lo que se piensa, los bienes raíces no siempre suben de valor con el tiempo y puede darse el caso de que —al cabo de dos o tres años— nuestra deuda sea mayor que lo que vale la casa.

Adicionalmente, en un crédito a tan largo plazo, como los intereses se calculan sobre saldos insolutos, en los primeros años los intereses son un porcentaje muy alto de la mensualidad que pagamos.

3. No tomar un crédito a más de 15 años. Los bancos ofrecen regularmente créditos a 15, 20 o incluso 30 años.

La diferencia en la mensualidad no es tan significativa, pero el costo total del préstamo sí.

En general, si no podemos pagar la mensualidad de una hipoteca a 15 años con comodidad, estamos adquiriendo una vivienda más cara de lo que podemos pagar.

4. Contratar tasas fijas (o con tope) y pagos fijos, nunca crecientes. Hay algunos créditos que empiezan con mensualidades bajas, pero se van incrementando con los años.

La teoría es que la gente joven, principalmente, podrá ir accediendo a mejores posiciones laborales y con esto a mayores ingresos. Pero no siempre sucede.

Además el costo financiero de estos préstamos es muy alto por el efecto mencionado: en los primeros años la mensualidad que pagamos consiste prácticamente en puros intereses.

5. Tener buenas perspectivas laborales. Sé que la estabilidad laboral no es lo que era antes, pero sí es importante tener un empleo estable, con ingresos fijos (o por lo menos predecibles) y buenas perspectivas de crecimiento.

Nunca nos embarquemos en un crédito si sentimos que estamos pisando sobre arenas movedizas.

6. Asegurarnos de que el crédito incluya un seguro de desempleo. Esto es fundamental, porque aunque pensemos que nuestras perspectivas de desarrollo son inmejorables, todo puede pasar. Lo he visto, incluso vivido en carne propia.

Esta cobertura nos permite no caer en mora y estirar, lo más posible, nuestra liquidación, en busca de otra mejor oportunidad.

7. Hacerlo todo de manera correcta: operación de compraventa ante notario, que haga el trámite en el registro público de la propiedad.

Si se habla de un traspaso de crédito hipotecario, hay que hacerlo bien: la casa y el crédito tienen que quedar a nuestro nombre.

No se vale comprometernos a pagar la hipoteca de alguien más, aunque exista un contrato privado notarizado, porque es sólo eso: un acuerdo que cualquiera de las partes podría incumplir.

Incluso el dueño de la casa podría fallecer, por ejemplo, y difícilmente veríamos esa propiedad a nuestro nombre, aun con el contrato.

El Economista – MéxicoRed Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)