Redacción Gestión

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(Bloomberg) En los próximos meses, las compañías de telefonía móvil y sus socios tecnológicos comenzarán las pruebas para la próxima generación de redes móviles, conocida como 5G.

Aunque los consumidores probablemente no vean los resultados sino hasta dentro de tres o cuatro años, el trabajo que se realiza ahora contribuirá a determinar cuáles son las empresas que se van a beneficiar, en la medida que la Web inalámbrica se mueve más allá de los teléfonos inteligentes, y comienza a conectar de todo, desde autos hasta lamparitas, en la llamada Internet de los Objetos.

Las compañías están trabajando febrilmente para tener listos nuevos dispositivos, servicios y componentes porque saben por dolorosas experiencias, que el liderazgo en una generación de tecnología no es garantía de éxito en la próxima. De salir las cosas bien, podrían significarles miles de millones de dólares en nuevos ingresos; de lo contrario, podrían quedarse a la espera durante años. O desaparecer.

Los cinco ejemplos que siguen a continuación trazan una historia de oportunidades perdidas.

A finales de los 90, Nokia y Ericsson desarrollaron los fundamentos tecnológicos de las nuevas redes de telefonía digital y parecían encaminadas a dominar la industria en los años siguientes. Pero cuando Corea del Sur puso en marcha el primer servicio comercial 3G en 2002, no usó equipos Nokia-Ericsson, sino la tecnología de un desconocido fabricante de chips llamado Qualcomm en teléfonos vendidos por Samsung Electronics, en ese momento una empresa relativamente pequeña. Para cuando el iPhone de Apple apareció en 2007, marcando el comienzo de la era de los teléfonos inteligentes y la Web móvil, Nokia había perdido su posición tecnológica a manos de Qualcomm y Samsung.

Trabada en una carrera armamentista de 3G con AT&T, Verizon Communications anunció en octubre de 2010 que construiría una red 4G usando tecnología LTE para satisfacer la demanda de 38 grandes ciudades hacia fines de ese año. Sprint ya había elegido una tecnología diferente 4G denominada Wi-Max. Para el año 2011, con Verizon en la delantera ya casi un año antes, AT&T anunció su propio plan LTE. Sprint no tuvo más remedio que abandonar Wi-Max y adoptar LTE y su tecnología 4G.

Fundada en 1951, Texas Instruments fue pionera de la tecnología móvil, al instalar procesadores similares a computadoras en el interior de los teléfonos. Parecía haber vencido. Luego Qualcomm, una upstart fundada en 1985, logró persuadir a los fabricantes de teléfonos que su tecnología era mejor para la transmisión de datos. Pronto Qualcomm superó a TI en la investigación y el desarrollo, inventando nuevos chips que constituyeron la base de la revolución de los teléfonos inteligentes. TI es ahora una empresa mucho más pequeña.

La venta de telefonía móvil es lucrativa, si uno fabrica los equipos adecuados. Ericsson fue el primer proveedor en sacar a la venta equipos inalámbricos LTE en el año 2007. Su rival Siemens --ahora parte de Nokia-- Huawei Technologies, Alcatel-Lucent y otros pronto lo siguieron. En ese momento, la industria inalámbrica no había decidido qué ruta de actualización seguir y todavía estaba ponderando los méritos de LTE frente a Wi-Max. Ericsson apostó al caballo correcto.