De mis cenas recientes, tal vez la más memorable sea la última que tuve en Rocco, el restaurante que acaba de abrir Rafael Osterling con los cocineros Rodrigo Alzamora y Lukas Sifuentes, liderando un equipo jovensísimo. Se suceden pizzas, pastas y preparaciones clásicas italianas con una que otra cosa de otro lado que, resueltas con maestría y precisión quirúrgica, involucran un entendimiento amplio del potencial del producto. Se trata de preparaciones simples, que dialogan frontalmente con lo clásico, resueltas en el marco de lo tradicional, aunque con una que otra travesura: hay un tonno tonnato, una milanesa arrabiata y pizzas con jalapeño o piña a la parrilla, divertidos volantines en una carta que celebra la vieja Italia, pero también las gracias que hicieron sus pobladores cuando emigraron a Brooklyn o Buenos Aires.