Y al mismo tiempo, el mundo del criptoarte no es ningún juego: está creciendo a un ritmo vertiginoso, impulsado por la enorme especulación financiera que rodea las monedas virtuales. (Foto: Difusión)
Y al mismo tiempo, el mundo del criptoarte no es ningún juego: está creciendo a un ritmo vertiginoso, impulsado por la enorme especulación financiera que rodea las monedas virtuales. (Foto: Difusión)

Robness es un artista de Los Ángeles de 38 años que se declara uno de los pioneros del . En enero del 2020 bajó de internet y recreó la imagen de un cubo de basura, y por ello fue censurado por una de las plataformas más importantes de venta de obras digitales.

Casi dos años después, esa plataforma, SuperRare, volvió a autorizar la obra, “64 gallon toter”.

Robness vendió en diciembre una de las versiones del cubo de basura por el equivalente de US$ 252,000.

Durante dos años la polémica del “cubo de basura de 64 galones”, una de las tantas que anima el caótico mundo del criptoarte, creó toda una tendencia, el “trash art” (arte basura) digital.

Artistas en todo el mundo se dedicaron a versionar el bote de basura, a hacer imágenes animadas (gif), chistes... en signo de solidaridad con Robness.

Y al mismo tiempo, el mundo del criptoarte no es ningún juego: está creciendo a un ritmo vertiginoso, impulsado por la enorme especulación financiera que rodea las monedas virtuales.

La casa de lujo francesa Hermès demandó hace dos semanas a un creador digital en Estados Unidos que vendía, por miles de dólares, reproducciones de su emblemático bolso Birkin en internet.

Y los herederos de Pablo Picasso tuvieron que desmentir el pasado jueves que vayan a emitir NFT (certificados de autenticidad digitales) relacionados con la obra del pintor español.

Robness asegura que su caso es mucho más anodino. “Ni siquiera me acuerdo de dónde venía la imagen, creo que la bajé de Google”, comenta el artista californiano.

Robness puso a la venta inicialmente tres ejemplares de su cubo de basura por un precio que reconoce que era absurdo: 30,900 ethereum cada una. Unos US$ 78 millones en la actualidad.

“Le puse un precio ridículo, ¿sabes? Era una manera de decir ‘yo valoro lo que hago así que le voy a poner el valor que merece’, explica.

“No me avergüenza, sé lo que la obra ha conseguido, es una de esas piezas que inició un movimiento en el criptoarte”, asegura orgulloso.

Amenazas legales

“64 gallon Toter”, y la polémica que lo rodeó recuerda al estilo de Andy Warhol, y a su famoso “Sopa de tomate Campbell” (1962), una reproducción de una lata de conservas de la marca Campbell que se convirtió en un icono del arte contemporáneo.

SuperRare no solamente sacó a Robness de la circulación durante dos años, sino que le canceló su “wallet” en la plataforma.

El “wallet” es una cuenta en una criptomoneda determinada. Para comprar o vender en ese volátil mercado, ya sea las monedas o las obras de arte, es imprescindible tener un “wallet”.

“Me amenazaron legalmente”, recuerda Robness con una sonrisa. Asegura que nunca recibió ninguna explicación de SuperRare.

“La obra era básicamente una copia y la comunidad consideró que no era arte”, explicó SuperRare en un mensaje electrónico.

Dos años después “decidimos volverlo a poner porque muchas cosas han evolucionado en un periodo de tiempo muy corto”, añadió el mensaje.

Robness dejó el precio estratosférico para tres ejemplares de “64 gallon toter”. Recibió rápidamente una oferta por una de ellas en diciembre. Un coleccionista que lo llamó por teléfono y que, asegura el artista, “se rio un montón” por el todo el revuelo.

La especulación no le quita el sueño, asegura. “Pienso en ello también, claro. Soy una de las personalidades en este juego. Pero algo tengo claro: cuando empecé todo el mundo decía que esto se iba a acabar, que se podía desplomar. Y ya llevamos casi una década”, asegura.