La colecta durará un año. Cada día, se recuperarán unos 150 millones de litros de agua, que se transportarán en barcos cisterna hasta Ciudad del Cabo.
"No vamos a resolver la crisis del agua en Ciudad del Cabo pero aportaremos entre 20 y el 30% de las necesidades anuales de agua de Ciudad del Cabo", augura el capitán Sloane.
Muy caro
El coste del proyecto, obviamente, es descomunal: en torno a 160 millones de dólares por iceberg.
El teniente de alcalde, a cuyas puertas llamó Sloane en busca de financiación, Ian Neilson, se muestra escéptico. "Parece que el recurso a la capa freática y los proyectos de desalinización son más baratos o de un precio similar". "También nos planteamos si es factible inyectar agua del iceberg a nuestra red de canalización", afirma. "Sin contar los riesgos inherentes al proyecto, como el volumen desconocido de agua que el iceberg podrá producir realmente".
"No se fácil pedir fondos públicos para una primera vez", reconoce Olav Orheim, especialista noruego en icebergs y que estudió una operación parecida hace unos 40 años, cuando Arabia Saudita se lo pidió.
"Es un proyecto loco, de eso no hay duda", reconoce, enumerando las "incógnitas".
Nunca se ha arrastrado una masa tan pesada. ¿Se romperá el iceberg durante el transporte? ¿Cómo se lidiará con las corrientes durante el remolque? ¿Cuánto hielo se derretirá?
Con todo, "el proyecto no es tan irrealista teniendo en cuenta que el conocimiento ha evolucionado mucho en 40 años. Es un proyecto de alto riesgo, pero con una bendita recompensa aparejada", asegura este experto.