Hace una semana, Spencer Seabrooke se levantó de la cama, puso los pies en el suelo y se dijo a sí mismo: "Vamos a hacer historia".

El equilibrista de 25 años caminó ayer sobre una cuerda floja a 290 metros de altura. Era un trayecto de 64 metros entre dos montañas canadienses: sin arnés ni lazo atado al tobillo que resguardara su cuerpo de un destino fatal. No había nada, solo un paisaje salvaje, un 'yonkie' de la adrenalina y una cámara.

"Mira mi riesgo"Ese día, Seabrooke rompió el de 'caminata en solo de cuerda' y, aunque la mención de la reconocida organización no incluye una recompensa monetaria a cambio del riesgo, 34,700 personas vieron su video.

Fueron testigos de cómo resbaló dos veces y quedó colgado sobre la raya que tenía por suelo. Es esa delgada línea entre el morbo y el asombro la que alimenta esta disciplina.

Seabrooke sabe que muchos vieron el video solo para cerciorarse de que, al final de la historia, el equilibrista sobreviviría. Eduardo Flores, director de la agencia de representación de deportistas Toque Fino, destaca que YouTube es la plataforma por excelencia para sujetos como Seabrooke. "Es el medio a la mano que les sirve para mostrarse al mundo como deportistas extremos", explica.

Y es que, en esta avalancha de sujetos con nervios de acero, la exposición es sinónimo de rentabilidad. Flores detecta potenciales patrocinadores para este tipo de actividades en "bebidas energizantes, telefonía móvil y compañías de seguros". Seabrooke, por ejemplo, tiene detrás a la agencia canadiense Wian Branding y a la marca de suplementos nutricionales Bulletproof.

Gastos de alturaNo todo son ganancias del lado de los deportistas extremos.

Para surcar el cielo a pie se necesita ser ligero, pero los pocos accesorios que se llevan encima son costosos.

Nik Wallenda, otro equilibrista famoso por ser el primero en atravesar las cataratas del Niágara, reveló que la cuerda con la que efectuó la hazaña por la que todos lo reconocen costó US$ 35,000.

A Wallenda lo patrocinan la marca de relojes suiza Jean Richard, Discovery Channel y la revista especializada GQ.