Si hablamos de periodismo, Leila Guerriero ha escrito su nombre en las mejores páginas de este oficio hecho en español. La cronista argentina, con varios libros publicados, esta vez vuelve con una reedición de su primera obra, “Los suicidas del fin del mundo” (ver en corto).
¿Cuánto ha cambiado la periodista que escribió este libro en el 2006?
Me reconozco en la misma forma de trabajo, mucho reporteo, hablar con la gente. El libro fue un cambio fuerte en la manera de escribir. Ya tenía una voz propia o algo parecido y con el libro se solidificó.
¿Y el periodismo cuánto ha cambiado?
Los medios han cambiado en muchos aspectos, incluso en términos de calidad. Cuando este libro salió el territorio de la no ficción era bastante yermo. A mí me costó muchísimo publicar. No había interés por la no ficción en ese momento.
¿Ahora hay un público para ese género?
Siempre lo hubo, lo que no había era la voluntad de ir a buscarlo. Es verdad que estos libros son leídos bastante por periodistas, pero también somos seres humanos.
¿Qué haya un público lo convierte en un género rentable para los autores?
No sé si rentable porque no sé si todo el mundo puede vivir de esto o si todos tienen una historia para contar. Por otra parte, creo que ninguno de los cronistas vivimos solo de publicar libros. La retribución económica viene de algo que es el multitasking: editamos, damos clases, hacemos charlas, talleres y escribimos artículos, columnas y libros.
Lo decía porque muchos estudiantes ven lo que ustedes hacen y se sabe poco sobre el aspecto económico…
A la hora de definir una vocación es una pregunta que uno se hace y se habla poco de eso, como si fuera una especie de vergüenza. A mí me parece que ahora sí hay más posibilidades de que la voz de un buen narrador tenga más espacio para escucharse.
¿Cómo reconoce una buena historia?
Es muy difícil decirte eso. Juega mucho una cuota de interés personal y miles de cosas que ni yo sé cuáles son. Además, debe ser algo donde tienes que sostener el interés por mucho tiempo, dos o tres años, incluso más.
¿Cómo cree que se va a escribir en el futuro sobre esta pandemia?
A mí también me gustaría saber qué historias vamos a contar en el futuro. Tengo la sensación de, salvo algunas cosas, estar leyendo el mismo texto desde que todo esto empezó. Por otro lado, los cronistas somos los que llegamos un poco tarde a un suceso, a ver las cosas que quedaron.
¿Qué cree que mantiene vigente a este libro?
Por un lado, creo que la vigencia no es un valor literario. De hecho, me parece que la mayoría de libros que uno disfruta no tienen nada que ver con la coyuntura.
Por otra parte, siento que las historias que viajan bien en el tiempo tienen que ver con algo muy local, pero a la vez hablan de cosas muy universales. En este caso tiene que ver con la pérdida y también con la búsqueda del sentido de la vida.
EN CORTO
- Publicación. “Los suicidas del fin del mundo” (Planeta) narra la historia de una oleada de suicidios sucedidos entre 1997 y 1999 en la localidad de Las Heras, perteneciente a la provincia argentina de Santa Cruz, en la Patagonia. La periodista Leila Guerriero viajó a ese lugar y entrevistó a los vecinos, familiares y a todo aquel que pudiera tener una respuesta o una teoría que explicara el drama de varias familias.