Son los llamados a lucirse en Brasil pese a que la palabra retiro ya asoma en el horizonte. Para varios puede ser la última Copa América y aún no es claro si sus herederos estarán a la altura de sus legados.
Siete de las diez selecciones que participarán desde el domingo en el torneo sudamericano tienen en su principal estrella a un hombre que supera los 30 años, una realidad opuesta a la de buena parte de los equipos de la Eurocopa, vitrina de lujo para una nueva camada de jóvenes promesas del Viejo Continente.
El chileno Arturo Vidal y los uruguayos Luis Suárez y Edinson Cavani, los tres con 34 años; Lionel Messi, el colombiano Juan Guillermo Cuadrado y el boliviano Marcelo Martins, los tres con 33; aunque el argentino cumple 34 el 24 de junio; el ecuatoriano Enner Valencia y el peruano Gianluca Lapadula, con 31, exponen el envejecimiento del talento en una región productora por excelencia.
En febrero próximo Neymar y Casemiro cumplirán 30 años, una edad por la que ya pasó el incombustible Thiago Silva (36), aunque Vinicius Jr (20), esperanza del ‘jogo bonito’ de Brasil, aún tiene muchas redes por delante.
Apenas las joyas de Paraguay, Miguel Almirón (27), y Venezuela, Yeferson Soteldo o Yangel Herrera, los dos con 23, parecen tener muchos años más como internacionales.
“El recambio en Sudamérica ha sido más difícil, en parte viene de esas ansias constantes por vender a los jugadores muy jóvenes y al final no beneficiar su rendimiento, sino al contrario, beneficiar el mercado y el dinero rápido”, explica Carlos Salas, director de la filial colombiana del diario Marca de España.
“Europa tiene más crianza de semilleros porque tiene más estructuras. España, Alemania, Francia, el trabajo de los últimos años de Inglaterra, tienen trabajos muy fuertes en las categorías inferiores. Van criando a los jugadores desde edades muy tempranas, las formaciones ya no vienen por parte de los clubes [como en Sudamérica] sino de las mismas federaciones”, agrega.
“Uno siempre espera más”
Además de ser un laboratorio para la recta final del clasificatorio sudamericano hacia Catar 2022, seguramente la última Copa del Mundo de varios de ellos, la Copa América es una oportunidad para que los equipos nacionales exhiban nuevas piezas en momentos en que Europa domina el escalafón FIFA y los mundiales, con victorias en las últimas cuatro ediciones.
La veteranía de algunos y las lesiones de otros, como los colombianos James Rodríguez (cumple 30 el 12 de julio) y Falcao García (35), el peruano Paolo Guerrero (37), el brasileño Dani Alves (38) o el venezolano Salomón Rondón (31), les abren espacios a nuevos atletas, presionados por seguir la estela de auténticos ídolos.
“Brasil tiene a Vinicius, Lucas Paquetá (23), Uruguay cuenta con Federico Valverde (22), Argentina con Cristian Romero (23), Exequiel Palacios (22). Talento hay, podría citar otros. Aún están buscando protagonismo en sus selecciones”, afirma Gustavo Hofman, comentarista de ESPN.
Ecuador y Venezuela arrastran las bases que alcanzaron el tercer lugar en el mundial sub-20 del 2019 y el subcampeonato en el del 2017, respectivamente, pero las renovaciones en selecciones que recientemente volvieron a brillar, como Colombia, Perú o Chile, no parecen tan claras. Y Bolivia no da señales de despertar del letargo.
“El caso de Chile es el más llamativo, con una generación dorada que conquistó dos Copa América, cuyo fútbol se vio por todo el mundo. Le va a costar mucho, sobre todo con jóvenes, alcanzar el nivel de esas estrellas que marcaron una época”, apunta Salas.
Catar y Brasil 2021 pueden ser las últimas balas de la Roja campeona en Chile 2015 y Estados Unidos 2016, cuya estructura se ha añejado: Claudio Bravo tiene 38 años, Vidal 34, Gary Medel y Mauricio Isla celebran 33, Alexis Sánchez y Charles Aránguiz cuentan 32 y Eduardo Vargas 31.
Las esperanzas australes recaen en suplentes como Ben Brereton (22), Clemente Montes (20) o Luciano Arriagada (19), pero el interrogante -que aplica para las nuevas camadas de las otras selecciones- es si estarán a la altura de apellidos pesados.
En el caso de la albiceleste, el campeón del mundo en México 1986 Jorge Valdano parece un poco pesimista, según dijo al diario La Nación de Buenos Aires: “Hubo un tiempo en que, aún sin grandes sucesos de la selección, el prestigio del fútbol argentino estaba defendido cada semana por grandes talentos que se exhibían en grandes equipos. Del país de Di Stéfano, Maradona y Messi, uno siempre espera más”.