(Foto: Marco Ramón)
(Foto: Marco Ramón)

Antes de convertirse en gerente general de Hyatt Centric Lima, Ignacio Mendoza ha realizado “todos los cargos habidos y por haber en un hotel”. A sus 43 años, el ejecutivo chileno asegura conocer medio mundo, debido a su trabajo. Señala que uno de los lugares más divertidos que le ha tocado estar es el bar.

Entonces, los clientes se descargaban con usted cuando les servía una copa...

A menudo. El hombre de negocios se abre y uno debe estar atento a escucharlo. Habla de dónde viene su trago o de la familia. Es importante instruirse para desestresarlo y que, con unos tragos, duerma como un bebé.

¿Ya le ha tocado responder de dónde viene el pisco?

Claro. Conozco dos productos que se llaman pisco, pero la uva y los procesos para hacerlos son diferentes. Es un tema sensible para ambos países. Es cierto que vienen muchos chilenos a vivir la experiencia gastronómica del Perú y los ves con un pisco sour. Eso te deja ver que les encanta el de acá también.

¿Qué aprendió de ese trabajo?

A nutrirse de la relación con el cliente. Es muy equitativo recibir información de otras costumbres y sugerir los gustos locales. Es tan agradable que no sé hacer otra cosa. Cuando me quedo en otro hotel, converso con los huéspedes.

¿Cuál ha sido la clave para ascender hasta convertirse en gerente?

Hacer el trabajo de este negocio y dedicarse a aprender otras cosas implica un sacrificio personal muy grande. La perseverancia hay que desearla, ponérsela como meta en la vida.

¿Le ha tocado ser llamado por la queja de un cliente?

En este hotel no, pero sí en mi carrera, muchas veces. Yo veo al hotel como una ciudad. En algunas cosas se puede fallar. Un cliente se ha podido quedar sin aire acondicionado a una temperatura de 40 grados

¿Cómo ha afrontado el problema?

Esas quejas hay que atenderlas de manera inmediata y directa. Si el cliente ve que eres empático, estás de su lado y quieres buscar una solución, queda conforme. Al principio, da nervios. No es natural lidiar con los enojos de otro.

¿Y quién lidia con sus enojos?

En este tipo de posiciones uno tiene que ser muy autocontrolado. Sé distinguir muy bien el trabajo de lo personal. Procuro nunca ofender. La frustración es hacia una acción, no hacia una persona.

¿Cuál ha sido la crítica más dura que le han hecho?

Me han tachado de ‘workaholic’, que le dedico mucho tiempo al trabajo y poco a la familia. Pero es parte del negocio, y si uno disfruta lo que hace no lo pasa mal. Y si tienes una persona en casa que lo entiende, es el círculo perfecto.

Al ser apasionado por su trabajo, ¿tiene desencuentros con los millennials?

Trabajo con millennials y a veces no compartimos la misma ideología. Algo que valoro de ellos es que buscan el equilibrio entre la vida personal y la profesional.

¿Su generación no lo hace?

Mi generación busca crecimiento y posterga vivir en equilibrio. Esa parte no he procurado trabajarla. En México trabajé en cinco ciudades diferentes. Siempre buscaba un nuevo reto profesional y algo que me demande mayor exigencia.

¿Se muda con su familia?

Tengo 15 años de casado y hace mucho mi esposa y yo tomamos la decisión de no tener hijos mientras no tengamos una vida estable. En el ambiente, uno ve a los hijos del compañero sufrir en cada movimiento de los padres.

¿Ese es el sacrificio personal?

Vivimos bajo la regla de que si no está roto no lo arregles. Funcionamos bien así y lo compensamos con los sobrinos. Yo soy de las personas que les gustan ver el vaso medio lleno, y me siento realizado.

Hoja De Vida

Nombre:
Ignacio Mendoza.
Cargo:
Gerente general de Hyatt Centric Lima.
Tiempo en el cargo:
1 año y 6 meses.
Educación:
Hotelería, Gastronomía y Turismo en Universidad La Salle Cancún. Especialidad en Alimentos y Bebidas.

En Corto

Lugar para los negocios. Mendoza coincide con otros gerentes en los campos de golf. “Es un deporte que requiere mucha concentración. Relaja mucho a quienes manejamos mucha responsabilidad y estrés”, indica. Además, confiesa que ha cerrado buenos negocios, generado relaciones muy sólidas y ayudado a resolver problemas en medio del juego.

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