Por Faye Flam
Si esa segunda copa de vino realmente dañará su salud sigue siendo un tema controvertido, incluso cuando el Departamento de Agricultura de Estados Unidos vuelve a examinar sus pautas sobre el consumo de alcohol.
El comité responsable de esas pautas acaba de recomendar que los hombres no debieran consumir más de una copa al día; las mujeres ya estaban limitadas a esa cantidad.
Es difícil ser objetivo y apegarse a los datos sobre un tema tan cargado de peso moral y cultural como el alcohol. Algunos estudios muestran que los bebedores moderados son un poco más propensos a ciertos cánceres, pero los datos pueden estar sesgados por otros malos hábitos que acompañan a la bebida, como fumar o simplemente frecuentar bares con humo.
Otros estudios muestran que los bebedores moderados tienen una mejor salud cardiovascular, pero dichos resultados podrían verse interferidos por otros buenos hábitos que acompañan al consumo de alcohol, como comer comidas saludables en compañía de amigos y familiares.
Separar los riesgos triviales de los graves es difícil, pero será mejor que nos acostumbremos. Es el mismo tipo de cálculo al que nos ha llevado la pandemia.
Las personas escuchan las opiniones de los científicos para decidir si es “seguro” ir al parque, la playa, viajar o regresar a una oficina o aula modificada. Y allí, también, hay diferentes formas de interpretar los mismos datos.
Entonces, es útil entender por qué los expertos no están de acuerdo. En total, el alcohol es terrible, responsable de la muerte de alrededor de 100,000 personas cada año. Pero casi todas esas muertes están asociadas a actos violentos inducidos por el alcohol, conducir en estado de ebriedad o beber en exceso. ¿El consumo moderado de alcohol es realmente un problema o se le considera erróneamente nocivo por asociación?
Timothy Naimi, investigador sobre el consumo de alcohol en la Universidad de Boston y jefe del comité encargado de actualizar las pautas, dice que incluso el consumo moderado de alcohol aumenta el riesgo de algunos cánceres, especialmente el cáncer de mama, cuya incidencia aumenta en 10% por el consumo diario. Eso no es un gran aumento, pero vale la pena señalarlo.
Según la Sociedad Estadounidense del Cáncer, el riesgo de contraer cáncer de mama durante toda la vida es de 12.8%, por lo que un aumento de 10% elevaría el riesgo a aproximadamente 14.1%.
El alcohol también aumenta los riesgos de cáncer de esófago, estómago, hígado y cabeza y cuello, aunque estos son relativamente raros tanto en abstemios como en bebedores moderados. (Tenga en cuenta que aquí estamos hablando de contraer cáncer, no morir de él).
Naimi dice que las pautas de consumo de alcohol son solo pautas, no órdenes. Es médico, no policía. Él cree que la evidencia muestra que, para los que bebemos alcohol, es mejor para nuestra salud que bebamos menos.
La evidencia, dice, sugiere que para los hombres el consumo ideal está más cerca de una copa que de dos. ¿Por qué no sugerir que los hombres se limiten a beber menos de 10 copas a la semana? Eso, dice, sería demasiado complicado. Entonces se necesitaría tanto un límite semanal como uno diario para advertir sobre el consumo excesivo de alcohol.
Y, sin embargo, las directrices ya adolecen de ambigüedad. Sin un escrutinio muy cercano, es difícil saber si la recomendación es que no se debe beber más de una copa al día o que nunca se debe beber más de una copa al día. (Naimi dice que la lectura correcta es que nunca se debe beber más de una copa al día).
El epidemiólogo Eric Rimm, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, dice que, a diferencia del azúcar y otros villanos indiscutibles, el alcohol está asociado con algunos beneficios para la salud. Varios estudios de larga data muestran que los bebedores moderados disfrutan de una mejor salud cardiovascular que quienes no beben alcohol.
Y aunque esas conclusiones se podrían explicar por otros factores, como el estilo de vida o el hecho de que los bebedores moderados son más ricos, también hay evidencia biológica de algunos beneficios.
En estudios controlados, las personas que bebían moderadamente tenían un HDL (colesterol bueno) más alto y mantenían niveles más saludables de azúcar en la sangre. Otros estudios muestran que el consumo moderado de alcohol tiene un pequeño efecto protector contra el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
Entonces, ¿las desventajas son suficientes como para superar las ventajas?
Una forma como los científicos intentaron resolver esa pregunta fue haciendo un seguimiento a muchas personas a lo largo del tiempo para medir problemas de salud y muertes por diversas causas. Publicaron sus resultados en “The Lancet”, el 2018, pero nuevamente, los resultados estuvieron sujetos a interpretación.
Algunos interpretaron que los resultados significan que no hay un nivel seguro de consumo de alcohol. Otros, que observaron los datos más de cerca y con una mirada escéptica, señalaron que, por cada 100,000 personas en el estudio, se registraron 914 casos de problemas de salud entre los no bebedores y 918 casos de problemas de salud entre los bebedores moderados, una diferencia que no parece alarmante.
También es un poco difícil determinar qué consecuencias tiene para la salud de las personas que beban mucho a los 20 y 30 años y luego reduzcan el consumo, un patrón bastante común. Tal vez los bebedores moderados que contraen cáncer sufren los efectos nocivos del consumo excesivo de antaño.
“Es realmente difícil capturar eso en los datos”, dice Rimm. También es difícil captar la diferencia entre alguien que bebe un vaso pequeño de vino con la cena cada noche y alguien que bebe una botella completa una vez por semana.
Si vamos a recurrir a los expertos para que nos digan si algo es seguro, vale la pena recordar que “seguro” no es un término científico bien definido, sino que un juicio subjetivo, ya sea que estemos hablando de una segunda copa de alcohol o de su capacidad para aventurarse en público. Mantenerse a salvo no va a evitar que muera, solo retrasará lo inevitable.