La zona vinícola de Tokaj-Hegyalja está al norte de Hungría. Sus viñedos están esparcidos en 28 pueblos y ocupan 7,000 hectáreas. Sin embargo, el proceso prolijo con que se elaboran sus productos, desde hace tres siglos, la han puesto en los últimos años en el radar del planeta.
Tokaj-Hegyalja es patrimonio cultural de la humanidad, según la Unesco. Este galardón lo comparte con zonas vinícolas como Piamonte o Champaña. Por estos días, la fama de la zona parece focalizada, otra vez, en la bodega Royal Tokaji, que produce en su único viñedo el vino más caro del planeta, un premio que ya había obtenido el año pasado (Gestión 16.03.2019).
Larga historia
En la página web de Royal Tokaji las historias se distribuyen cada vez que una ventana se abre. Una en particular llama la atención: sus creadores prefieren hablar de la rica historia de la tierra en que nacen los vinos, que de la propia bodega nacida en 1990 impulsada por capitales ingleses.
A partir de allí destacan que los vinos de esta parte Hungría eran consumidos por el príncipe Rakoczi, el papa Pío IV, el rey Luis XIV, Catalina la Grande, Voltaire, el presidente Jefferson, Eugenie Napoleón y la reina Victoria.
“Tokaji es la región vinícola. Tokaj es la ciudad. Aszu se refiere al estilo único de vino producido en esta región vitivinícola clasificada. Royal Tokaji es el principal productor independiente de estos vinos”, resumen.
Y el ganador es…
El año pasado, el Tokaji Eszencia fue considerado el vino más caro del planeta. Su precio era de US$ 40,000. La producción incluía 18 botellas. Esta vez el galardón es para el Esszencia Magnum 2008, que salió a la venta el año pasado a un precio de unos US$ 39,000 por unidad.
La bodega Royal Tokaji ofrece este vino en una casa gourmet en Inglaterra y cree que los compradores serán húngaros y chinos.
“Es muy dulce, con muy bajo contenido de alcohol, lo que hace que sea muy bueno para consumirlo como postre”, cuenta Zoltán Kovács, director de Royal Tokaji. Agrega que el vino, después de ser abierto, se conserva sin problemas durante un año en el refrigerador.
La botella cuenta con un diseño especial, en forma de una gota alargada y es producto de un soplador de vidrio inglés que vive en Hungría.
De esta manera, cada una de las 20 botellas que se han preparado hasta ahora son únicas y diferentes entre sí, hasta los corchos fueron tallados a mano, tras un escaneo digital de la boca de las botellas.
Las botellas se presentan en una caja especial, con iluminación interna, que hace resaltar el color dorado del vino.
¿Cómo se hace?
Zoltán Kovács, director de Royal Tokaji, explicó a la agencia EFE que la uva usada se deja en los racimos hasta convertirse casi en pasas, mientras que las ataca un hongo llamado botrytis cinérea.
Estos granos, que ya han perdido gran parte de la humedad, son cosechados a mano “grano a grano” y después se colocan en contenedores donde el peso de la misma uva hace que se exprima gota a gota su esencia.
“De una tonelada de uva se ganan más o menos 200 kilos de granos que pueden ser utilizados”. El jugo que se exprime alcanza para dos botellas del Esszencia Magnum.
Se trata de un concentrado de uva, con un altísimo contenido de azúcares residuales, de hasta 500 gramos por litro y buenos equilibrios de ácidos que maduraron entre 3 y 10 años en los barriles de la bodega.
Los vinos de esta parte de Hungría eran consumidos por el papa Pío IV, el rey Luis XIV, Voltaire, entre otros.