(G de Gestión) Entre desafíos y motivaciones, tres peruanos están trazando un emocionante recorrido en el campo de la inteligencia artificial (IA). Con sus proyectos vanguardistas están dando forma al futuro de la tecnología desde el Perú. Desde el perfeccionamiento de algoritmos para mejorar la precisión de vehículos autónomos, la creación de un voicebot cada vez más humano, hasta el desarrollo de un sistema que detecta lesiones pulmonares en tiempo récord. Esta es la historia de Arturo Deza, CEO de Artificio; Rafael Lemor, Head of Artificial Intelligence en Credicorp; y Eveling Castro, líder e investigadora del grupo CiTeSoft-UNSA.
Arturo Deza, CEO de Artificio
Artificio, la empresa de inteligencia artificial (IA) que cofundó el peruano Arturo Deza, dejó el anonimato en enero pasado. Su estudio sobre el entrenamiento de vehículos autónomos con data visual real se viralizó rápidamente y les ha dado el empuje para llevar el proyecto a una segunda fase, en la que corporaciones como Tesla o Waymo pueden interesarse.
Llegar a este hito, luego de dos años de la creación de Artificio y tras levantar capital extranjero por US$ 200,000, ha sido cuestión de anticiparse a un problema y lanzar el estudio en un momento clave: noviembre del 2023, cuando diversas marcas empezaban a retirar sus vehículos autónomos del mercado, debido a la cantidad de accidentes registrados. Deza cuenta que en diciembre del 2022, cuando recién empezaba a recolectar información y a entrenar su sistema visual inteligente en las caóticas calles de Lima, Cajamarca y Cusco, se acercó a varias compañías globales, pero la idea no les interesó. “Dijeron que en el Perú nadie iba a comprar un vehículo autónomo. Pero para nosotros ese no era el punto, sino la rica data, para prevenir patrones impredecibles de conducción”, señala. En el primer semestre de este año, Artificio lanzará su plataforma de benchmarking e integrará sus datos de transporte con los de otras ciudades del Perú y Latam.
“Dijeron que en el Perú nadie iba a comprar un vehículo autónomo. Pero para nosotros ese no era el punto, sino la rica data, para prevenir patrones impredecibles de conducción”, señala Arturo Deza.
Influenciado por las películas de ciencia ficción, Deza puso en segundo plano su pasión artística —aún pinta y surfea— para explorar la llamada “intersección entre la neurociencia y la IA: la neuroAI”. Egresó de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) para luego aventurarse en la neurociencia dinámica. Se mudó a Boston, el otro lugar estadounidense que respira tecnología después de Silicon Valley. Trabajar como investigador posdoctoral en la Universidad Harvard y en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) lo inspiró a crear Artificio. La empresa también desarrolló Szyszlo —un motor de búsqueda como ChatGPT, pero de arte, muebles y moda, con el que se busca prevenir la piratería— y su API Cortex.
¿Su referente? “Nadie le gana al CEO de Google DeepMind, Demis Hassabis”, responde Deza. El peruano, que hasta hace dos años soñaba únicamente con ser profesor —aún lo es en la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC)—, está aprendiendo de forma autónoma el business. Adelanta que este 2024 levantará una segunda ronda de inversión, bajo un esquema de negocio deeptech. “Estamos creando tecnología. Quiero hacer resurgir al Perú como una potencia tecnológica”, manifiesta.
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Eveling Castro, líder e investigadora del grupo CiTeSoft-UNSA
Eveling Castro, líder e investigadora del grupo CiTeSoft de la Universidad Nacional de San Agustín (Unsa), habla de paralelismos y de visión computacional con la naturalidad de quien explica una receta de cocina. No solo ha entrenado un algoritmo de IA que ahora detecta en dos minutos lesiones pulmonares, sino que también entrena a la nueva generación de ingenieros apasionados por el área médica, en Arequipa.
A diferencia de otros sectores, como el financiero, que tienen acceso directo a una gran base de información para entrenar sus algoritmos en IA, en la rama médica había mucho tramo por recorrer. En el 2014, cuando empezaban a ensayarse los primeros sistemas que fueran útiles para el sector de la salud, las clínicas y los hospitales del país no estaban interesados en compartir información sobre las tomografías o ecografías de los pacientes, cuenta Castro. Así, los primeros algoritmos se ensayaron solo con repositorios de internet o apoyados con la data de algún doctor con solo 100 pacientes. Hasta que, finalmente, el proyecto, que se hizo en conjunto con un equipo de la Universidad de Oklahoma y la Universidad Nacional de San Agustín (Unsa), obtuvo autorización de la Clínica San Juan de Dios. Entonces la investigación se aceleró. Se revisaron 35 modelos de algoritmos de todo el mundo para detectar el contorno del pulmón; luego, otros 15 modelos para diferenciar el pulmón derecho del izquierdo. Y otro prototipo para identificar las lesiones. “Finalmente, entrenamos el algoritmo ganador por un año”, detalla.
No obstante, el camino para que sea vendible a las empresas de la salud todavía no termina: la licencia ante la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) aún está en proceso. De todos modos, la tecnología ha sido validada en dos artículos, afirma Castro. La demora de este tipo de trámites “es un cuello de botella grave que afecta el desarrollo de tecnologías a bajo costo”, comenta la ingeniera.
Se revisaron 35 modelos de algoritmos de todo el mundo para detectar el contorno del pulmón; luego, otros 15 modelos para diferenciar el pulmón derecho del izquierdo. Y otro prototipo para identificar las lesiones. “Finalmente, entrenamos el algoritmo ganador por un año”, detalló Eveling Castro.
Casi 10 años después de sus primeras investigaciones en IA, han comenzado a contactarlos de clínicas para poner a disposición su información. “Se nos han acercado neurólogos que tienen sus laboratorios con imágenes tomográficas y resonancia magnética. Estamos abriendo un área para generar un proyecto sobre esto. Ahora los estudiantes podrán revisar el estado del arte”, subraya.
El siguiente paso que dará la investigadora, de la mano del grupo CiTeSoft-UNSA, de Arequipa, es reflotar la startup que crearon con un financiamiento inicial de US$ 8,000, para, a través de su plataforma, hacer vendible sus próximas investigaciones.
Castro es líder e investigadora del grupo CiTeSoft-UNSA y fundadora de eWomen de la Universidad Católica de Santa María (UCSM). Fue reconocida como la ingeniera del año en el 2022.
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Rafael Lemor, Head of Artificial Intelligence en Credicorp
Es uno de los jóvenes talentos en Credicorp con más años en la empresa: 15. Rafael Lemor tiene 36 y, aunque reconoce que no es un experto en IA (confiesa que muchas veces ha recurrido a plataformas como ChatGPT para entender conceptos tecnológicos), hoy lidera la gerencia de IA del holding financiero. ¿Cómo llegó? Con pasos escalonados.
Integró equipos de riesgo del grupo cuando apenas egresó de la carrera de Ingeniería Industrial. “En ese tiempo ya veíamos temas de data y analytics”, cuenta. Tras terminar un MBA, pasó al equipo de ventas digitales y luego al contact center, donde, asegura, tuvo su primer acercamiento con la IA cognitiva para mejorar la experiencia del cliente. “Lideré el reto digital cuando las ventas online del banco eran solo el 5%. Ahora son el 60%”.
Hoy su mejor forma de mantenerse al día con el desarrollo de la IA son los cursos online y las capacitaciones en el extranjero, para hablar con expertos y con otras empresas que ya se han involucrado en la nueva ola. Sigue a Sam Altman, CEO de OpenAI, y a Elon Musk, CEO de Tesla, por sus “comentarios más futuristas”, menciona. En tanto, su gerencia mantiene alianzas con Microsoft e IBM para el intercambio de conocimientos.
Lemor sueña con que la IA cambie la vida de millones de peruanos, pero también reconoce los nuevos riesgos que traerá. Por eso, adelanta, están armando el frente de Responsible AI, que apunta a garantizar no solo el cumplimiento de sus protocolos, sino también el uso responsable del algoritmo (generado con sistemas de código abierto y con aquellos de autoría del banco, un modelo híbrido).
En diálogo con G de Gestión adelantó el lanzamiento del primer voicebot con IA, que finalmente se concretó a finales de mayo último. “Cuando el cliente llame al banco, este bot (llamada Clara) le responderá como si fuera una persona, con la información adecuada. Estamos apuntando a que esa experiencia sea tan buena que el cliente sienta que está bien hablar con un bot”, explica. En el ámbito interno, prepara la presentación de un buscador como ChatGPT para los colaboradores del banco.
¿Veremos la IA en productos de seguros? Lemor responde que la IA estará involucrada en todos los procesos, para acelerar la atención al cliente. “Un software que detecte las imágenes de un siniestro agiliza el trámite, por ejemplo”, indica. El otro potencial para un banco que emite varios reportes de investigación de mercado dirigidos a inversionistas sería generar, con ayuda de la IA, información más detallada sobre el tipo de riesgo y dónde puede estar la mejor opción para el cliente. “Pero es una información que complementa el servicio del asesor”, anota.
El ejecutivo también ve posibilidades para la inclusión: “Esta tecnología nos abre la oportunidad tanto de producir una interfaz que traduzca en vivo el quechua o el aimara como de brindar el servicio con lenguaje de señas”, dice.
A finales de este mes, el grupo Credicorp anunció el desarrollado de una innovadora solución de inteligencia artificial (IA) “destinada a potenciar la dinámica de la asesoría a sus clientes de Wealth Management, ya que permitirá ofrecerles información personalizada, rápida y segura, mejorando significativamente la interacción, sin perder el lado humano de los servicios de asesoría”.
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