Decenas de playas frente a Lima permanecían desiertas el martes y miles de pescadores seguían desempleados un mes después de un derrame petrolero frente a una refinería de Repsol que Naciones Unidas calificó como el peor desastre ecológico de la historia reciente de Perú.
El recojo del petróleo de uno de los mares con mayor biodiversidad del mundo continuaba lentamente, según las autoridades. Ni siquiera se ha recogido la mitad de los 11,900 barriles vertidos sobre el Pacífico ocurridos el 15 de enero en una de las boyas de la refinería La Pampilla, frente a Lima.
El ministro del Ambiente, Modesto Montoya, dijo en la víspera que se han recuperado 2,000 barriles. Repsol afirma que sólo cayeron al mar 10,300 barriles. La compañía española no respondió a pedidos de The Associated Press para determinar el número de barriles recuperados.
Cantidades indeterminadas de espuma blanca, que luego se torna de color chocolate, flotan en las aguas del Pacífico y su aparición es producto de una reacción “físico química” del petróleo con el agua de mar en movimiento, dijo Montoya, un físico nuclear de profesión, citando a expertos de un equipo multidisciplinario de Naciones Unidas que analizaron el derrame en un trabajo de campo de 20 días.
Miles de pescadores han quedado desempleados al no poder extraer peces, moluscos y crustáceos que vivían en el sector contaminado por el derrame que, según las autoridades, suma poco más de 113 kilómetros cuadrados, un área mayor a la de la ciudad de París.
Naciones Unidas dijo el viernes que el derrame era “el peor desastre ecológico que ha afectado el país en su historia reciente”.
Hasta la semana pasada los funcionarios han registrado al menos 953 aves cubiertas de crudo, en especial cormoranes, guanays, piqueros peruanos, pingüinos de Humboldt, pelícanos y gaviotas peruanas. El servicio nacional de áreas naturales protegidas añadió que otras 208 aves fueron halladas muertas.
El gobierno de Pedro Castillo aún no tiene un cálculo total del daño económico producto del derrame petrolero. Cambió tres veces de ministro del Ambiente en medio del desastre ecológico, uno de ellos un desconocido maestro de geografía sin experiencia que duró tres días en el cargo.
A fines de enero un juez prohibió salir de Perú por 18 meses al director local de la energética, Jaime Fernández-Cuesta, tres gerentes y un funcionario estatal, investigados por el presunto delito de contaminación ambiental luego de un derrame de miles de barriles de petróleo en el Pacífico.
El último fin de semana, pescadores desempleados por un mes asistieron a una misa en la catedral de Lima. Llevaron sus redes vacías y pidieron que el Estado no los olvide.
El derrame petrolero se produjo el 15 de enero frente a una refinería de Repsol mientras se descargaba crudo desde el buque italiano Mare Doricum.
Repsol culpa al buque del derrame, pero Fratelli d’Amico Armatori S.p.A, empresa propietaria del buque, dijo el martes, en respuesta a un comentario sobre las afirmaciones de Repsol, que “es importante que no proporcionemos ninguna información incorrecta o engañosa”.
“Podemos confirmar que nuestra evaluación de las pruebas hasta la fecha es que todos los protocolos y procedimientos a bordo fueron seguidos por el buque en el momento de la descarga y desde el momento en que se observó petróleo en el agua”, añadió la compañía italiana.
Por el momento, el buque se encuentra frente a las costas de Perú incautado por las autoridades peruanas. La Refinería La Pampilla (Relapasa) de Repsol es la más importante de Perú y abastece de combustible al 40% del país.