Como parte de un plan piloto, el próximo 15 de setiembre al menos 16 colegios de Lima Metropolitana –entre públicos y privados– iniciaran clases semipresenciales, según adelantó a inicios de agosto el Ministerio de Educación (Minedu).
En total retornarán a las aulas –de acuerdo a la información oficial– 13,371 estudiantes de los tres niveles educativos (inicial, primaria y secundaria) de colegios ubicados en Chorrillos, Miraflores, San Borja, Surco y Chorrillos.
Jorge Camacho, de la Alianza de Escuelas Privadas, consideró que el inicio a la semipresencialidad es un “salto atrevido” tomando en cuenta que estamos a puertas de una tercera ola y que la vacunación de los maestros recién se ha iniciado.
“Algunos de estos 16 colegios se han sorprendido de estar incluido en una lista de inicio a clases, cuando en realidad participaron en una reunión informativa con la UGEL para el retorno a clases con miras al 2022. Tampoco han presentado un plan o algo parecido. Lo normal es que sean los colegios del Estado los que inicien este piloto dando el ejemplo de cómo se va llevar en la práctica la semipresencialidad”, detalló.
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Otro factor a tomar en cuenta en el sector privado es que si bien existe interés del retorno a clases de parte de los padres de familia también hay temor de la mayoría –precisó– por lo que es “muy complejo” volver a clases.
“Al final dependerá de los padres de familia si finalmente los niños y adolescente retornan a clases”, mencionó.
-Los vacíos del protocolo-
Si bien existe un protocolo aprobado por el Minedu para el retorno a la presencialidad y semipresencialidad -aprobado en marzo de este año- existen tres aspectos básicos que no se han incluidos y que generan preocupación tanto de los maestros como de los padres de familia, en opinión de Camacho.
¿Qué establece el protocolo aprobado? Son seis las medidas mínimas e indispensables que toda Institución Educativa debe implementar para el retorno a la presencialidad o semipresencialidad. Estas son:
- Distanciamiento físico: En todo momento y en todos los ambientes del local educativo, todas las personas deben guardar una distancia no menor de dos metros en todas las direcciones de su cuerpo.
- Lavado o desinfección de manos: Realizar el lavado de manos con agua y jabón al ingresar al local educativo de manera frecuente o realizar la desinfección de manos con alcohol en gel.
- Higiene respiratoria: Se debe estornudar o toser sobre la flexura del codo o en un papel higiénico o similar, ya sea que se tenga o no puesta la mascarilla en el momento. Si se utilizó papel higiénico o similar, disponerlo en el contenedor para residuos peligrosos. El lavado o desinfección de manos debe realizarse inmediatamente después de toser o estornudar.
- Uso correcto y obligatorio de mascarillas faciales: El personal y los/las estudiantes deben utilizar en todo momento mascarillas faciales que cumplan con las especificaciones o características establecidas por el Minsa.
- Ventilación: Para la prestación del servicio educativo semipresencial o presencial, estas deben desarrollar sus actividades en espacios abiertos o en aulas que permitan la circulación del aire.
- Aforo: Considerando el distanciamiento físico obligatorio de dos metros, el área mínima ocupada por persona será de 4 metros cuadrados. Así, la IE calculará el máximo aforo por cada espacio empleado dividiendo el área total de la superficie útil transitable entre el área mínima ocupada por persona (4 metros cuadrados).
¿Lo qué falta? En opinión de Camacho si bien las clases se van a desarrollar en cuatro horas -de acuerdo a lo establecido por el Minedu- hay algunos aspectos que no se han tomado en cuenta en el protocolo como -por ejemplo- qué va a pasar con los docentes que no quieran retornar a las aulas por padecer de comorbilidades.
Otro aspecto que tampoco se ha tomado cuenta es quién va a tomar las responsabilidad ante “cualquier eventualidad” -es decir- ante contagios de COVID.
“Serán los padres de familia los que se harán responsables o será el colegio, su director o el Ministerio de Educación o la UGEL. Eso no está muy claro. Hay riesgo de demandas”, comentó.
En su opinión, consideró vital que cada centro educativo converse con los padres de familia para determinar el momento adecuado para la semipresencialidad o presencialidad.
Otro aspecto indispensable es la vacunación. En la medida que se van ampliando la base para vacunarse a lo más jóvenes -manifestó- que se debería empezar con la inmunización de los mayores de 12 años con miras a las clases del 2022.
“De modo que a diciembre que todos los estudiantes de la secundaria estén vacunados con lo cual se podría plantear un retorno seguro. Hasta el momento ninguno de los estudiantes esta vacunado”.
Otro cosa que tampoco se ha añadido al protocolo es la obligatoriedad de pruebas periódicas para detectar el COVID en los maestros, estudiantes y personal administrativo como requisito para ir a clases como pasa en los centros laborales.
“Ello no se ha tomado en cuenta pese a que en otros países si lo tienen como una práctica e incluso estas pruebas son subvencionadas por el Estado y en otros si le cuesta a los padres de familia”, puntualizó.
-Los efectos del retraso de las clases presenciales-
De otro lado un estudio sobre los efectos que trae en los estudiantes el retraso a la presencialidad -realizado por el economista Pablo Lavado, profesor del departamento de Economía de la Universidad del Pacífico- reveló que por cada año que un alumno no va presencialmente al colegio se estaría perdiendo un año de aprendizaje, no de año escolar.
“En el país, con dos años sin escuela presencial se han perdiendo dos años de aprendizaje”, subrayó a Gestión.
A reglón seguido, explicó que si “no se ha nada”, ello va a impactar seriamente en la empleabilidad de los estudiantes cuando cumplan la mayoría de edad y se integren al mercado laboral.
“Lo que calculamos -sobre la base de una metodología del Banco Mundial- es que estos jóvenes estarían perdiendo entre 8% y 40% de su ingreso mensual. Los más perjudicados van a ser los jóvenes que terminen trabajando en la informalidad ya que ellos estarían incurriendo en una pérdida -de su ingreso mensual- del 40% mientras que los que trabajen en la formalidad estarían perdiendo únicamente 8%”, especificó.
Precisó que hay dos grandes recomendaciones: la primera, iniciar el retorno a clases para lo cual es importante hacerlo de manera gradual, voluntaria y con protocolos de bioseguridad.
“Esto tiene que ser urgente y debemos conseguir que hacia finales de este año -por lo menos- todos los colegios que están en distritos habilitados empiecen las clases semipresenciales. Por lo menos del 60% de la escuelas del país”.
La segunda recomendación es contar con un plan -para los próximos años- de educación remedial.
“No pensemos que vamos a regresar a la currícula común y corriente sino que se van a tener que recuperar aprendizajes. Esa pérdida de aprendizaje se tiene que recuperar y ello no se va hacer con la currícula regular sino tiene que llevarse a cabo sistema de tutorías, de años extendidos, como una especia de nivelación que debería ser transversal a todos (colegios públicos y privados)”, anotó.
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