Analista investigador Global X ETFs
El 2021 podría significar un año de transformación para el cobre, a menudo visto como el principal termómetro de la salud de la economía mundial. Las expectativas de inflación se encuentran aumentando y el crecimiento económico global se está recuperando, con la demanda china en particular volviendo a la actividad a un ritmo rápido.
En el largo plazo, la demanda de cobre parece crecer aún más y el auge de nuevas industrias como los vehículos eléctricos y energías renovables, así como las continuas necesidades de infraestructuras tradicionales en China y EE.UU., significa que es probable que la demanda de cobre se mantenga después de pasada la pandemia.
Este optimismo en torno al cobre proviene de distintos factores, entre ellos que las economías asiáticas, específicamente China, se encuentran funcionando a niveles prepandémicos o cercanos a estos. Asimismo, la recuperación de China debería redundar en una mayor demanda de cobre, ya que es el principal demandante mundial del metal. Por su parte, las expectativas de reflación en EE.UU. y otros mercados desarrollados también se encuentran aumentando la demanda.
Los metales básicos, como el cobre, suelen considerarse una cobertura contra el aumento de los precios y tienden a desempeñarse bien cuando se recupera la actividad económica.
No obstante, más allá de estas tendencias macroeconómicas a corto plazo, los cambios estructurales a largo plazo, como la aceleración en la adopción de vehículos eléctricos y el creciente potencial del gasto en infraestructura de gran envergadura en Estados Unidos, son un buen augurio para el cobre. Otro factor, que a menudo pasa desapercibido es su importancia para las tecnologías limpias.
Mientras China es la clave de la demanda de cobre, Latinoamérica es su homólogo en cuanto a la oferta. Solo Perú y Chile proporcionan el 40% de la oferta mundial de cobre. Sin duda, los confinamientos y la reducción de la producción minera en ambos países, se convirtieron en un motivo de preocupación durante el 2020 en medio de la pandemia.
Es probable que los bajos niveles de oferta hayan impulsado al alza los precios internacionales del cobre en la medida que la economía mundial se desaceleraba, con una caída de los precios menor que otras materias primas, como el petróleo, en medio del período turbulento. No obstante, existe el riesgo de que las minas de cobre en Perú y Chile vuelvan a reducir su capacidad de producción o incluso se vuelvan a producir confinamientos si la propagación del COVID-19 empeora con la variante delta.