Director de UTEC Ventures
La mayoría de los artículos suelen estar centrados en cómo crear y lanzar un nuevo producto digital, pero muy poco se escribe sobre cómo terminar o cuándo detener un proyecto tecnológico. ¿Por qué es tan difícil tomar la decisión de cancelar un proyecto tecnológico?
La respuesta radica en que las decisiones sobre la continuidad de los proyectos suelen ser emocionales y no racionales y objetivas. La inversión de tiempo y recursos en el proyecto, así como la reputación y el orgullo profesional de los involucrados, son factores que nublan el juicio y dificultan la toma de decisiones objetivas.
Para evitar tomar decisiones emocionales, es importante definir límites con anticipación, reconocer los costos hundidos de decisiones pasadas y aceptar el fracaso. Asimismo, es recomendable involucrar puntos de vista independientes en el proceso de toma de decisiones para obtener una perspectiva diferente y objetiva.
El primer paso para evitar caer en la trampa de las decisiones emocionales es definir los límites del proyecto desde el principio: ¿cuál es el objetivo del proyecto? ¿Cuáles son los límites de tiempo y presupuesto? ¿Cuáles son los hitos clave que deben cumplirse? Es importante tener respuestas claras a estas preguntas desde el principio y así evaluar el progreso del proyecto.
LEA TAMBIÉN: ¿Innovación para enfrentar la crisis?
Cuando el proyecto aún no ha iniciado, la emocionalidad es menor; pero conforme pase el tiempo, la emocionalidad irá en aumento, por lo que tomar decisiones objetivas será más difícil.
Adicionalmente, es importante establecer plazos de revisión cortos para saber si estamos avanzando por el camino correcto. Los plazos de revisión no deben ser mayores a tres meses. En estadios tempranos o periodos críticos, la periodicidad puede ser incluso semanal o quincenal.
Definir hitos desde el inicio y establecer plazos cortos incrementará la objetividad y reducirá la emocionalidad en las decisiones.
El segundo paso es evaluar constantemente el proyecto con una mirada hacia adelante y no hacia el pasado. Cuando se invierte una gran cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo en un proyecto, es natural sentir que el proyecto no puede fracasar.
En este contexto, el concepto de costos hundidos es primordial, en especial con la rapidez con la que evoluciona la tecnología.
Un costo hundido se refiere a los gastos o inversiones que ya se han realizado y que no se pueden recuperar. La consideración de los costos hundidos a menudo puede impedir que las personas tomen una decisión racional y óptima.
Para superar este sesgo, uno debe preguntarse si se tomaría la misma decisión si se estuviera enfrentando la situación por primera vez, sin haber invertido ningún recurso previamente. Si la respuesta es no, entonces probablemente se está dejando que el sesgo del costo hundido influya en la decisión.
Para minimizar el sesgo de los costos hundidos y tomar decisiones informadas sobre el futuro del proyecto, en lugar de centrarse en lo que ya se ha invertido, es importante evaluar las opciones disponibles y tomar una decisión basada en los posibles beneficios y costos futuros. En otras palabras, se debe centrar la atención en el futuro y no en el pasado.
Actualizar el análisis costo-beneficio en cada momento de revisión nos permitirá también incluir los cambios del contexto, tomar decisiones más informadas y así incrementar la rentabilidad de nuestras inversiones.
Finalmente, el último paso consiste en aceptar que todos los proyectos no pueden ser un éxito. Aceptar el fracaso puede ser difícil, pero es un paso importante para aprender y crecer como líderes y como equipo.
El fracaso es una oportunidad para aprender de los errores y hacer cambios para mejorar en el futuro. Además, al aceptar el fracaso, se pueden obtener beneficios como la liberación de recursos y energía para proyectos más viables, así como la oportunidad de explorar nuevas ideas y proyectos.
Es importante recordar que el fracaso es parte del proceso de innovación y no es un reflejo de la capacidad del equipo o la empresa en su conjunto.
En conclusión, la toma de decisiones emocionales es una de las principales razones por las cuales los proyectos tecnológicos se prolongan más allá de su viabilidad.
Para evitar esto, es necesario definir desde el principio los límites del proyecto, incorporar puntos de vista independientes y establecer plazos de revisión cortos para mantener el enfoque racional y basado en datos en la gestión del proyecto.
Además, es importante tener en cuenta los costos hundidos y realizar un análisis costo-beneficio constante para maximizar los beneficios futuros.
Por último, es fundamental aceptar el fracaso como una oportunidad para aprender y crecer como líderes y como equipo. Al seguir estos consejos, los líderes de proyectos podrán fortalecer sus procesos de innovación y aumentar el retorno de sus inversiones.
LEA TAMBIÉN: Cultura y Compliance en la empresa
¡Beneficios ilimitados con tu suscripción a Gestión! Disfruta de hasta 70% de dscto. en más de 300 promociones del Club de Suscriptores, que además podrás usar todas las veces que quieras. Conócelos aquí ¿Aún no eres suscriptor?, adquiere tu plan aquí