(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

Adriana Giudice

Esta pandemia ha dejado aún más expuestas nuestras falencias, enrostrándonos la urgencia de realizar profundos cambios en la situación en la que actualmente nos encontramos como nación. Si logramos alcanzar consensos mínimos de lo que debemos hacer para avanzar hacia un desarrollo sostenible, lograremos una sociedad con menos pobreza y más equidad.

Enfrentamos problemas cuya solución es impostergable y todos los peruanos tenemos el deber de trabajar para superarlos, uniendo esfuerzos en una misma dirección para convertirnos en ese país desarrollado que todos merecemos.

Al 2050, el Perú debe ser un país más homogéneo e inclusivo, que pueda brindar mejores oportunidades a sus habitantes, donde la cobertura de los servicios básicos como salud, educación, saneamiento y seguridad sean parte de la normalidad; de manera que el suelo esté más o menos parejo para todos y el destino de una peruana o un peruano no dependa del lugar en el que nació o creció, sino de su propio esfuerzo.

Para poder avanzar hacia un país desarrollado, necesitamos fortalecer nuestros valores y erradicar la corrupción. Mientras las leyes y los contratos no se hagan cumplir, seguirá siendo una invitación a vulnerarlos, por ello, es vital realizar una reforma judicial efectiva; además de una reforma política que aliente la participación partidaria de más peruanos honestos y competentes.

En 30 años, el Perú debe ser un país donde las mujeres puedan desarrollarse libremente, dejando atrás la violencia, el machismo y los sesgos de género que las limitan en su crecimiento. Asimismo, deberán haberse superado los lastres del racismo, la homofobia y cualesquiera de las otras formas de discriminación que aquejan a nuestra sociedad. Con el mayor desarrollo de la tecnología, el avance de la automatización y la consiguiente reducción de la importancia de la fuerza física, en el 2050, veremos en el sector pesquero más mujeres, no solo en puestos de dirección sino también en operaciones, dirigiendo plantas, talleres de maestranza y embarcaciones pesqueras. ¿Por qué no?

Para el 2050, el Perú deberá ofrecer a los jóvenes la posibilidad de desarrollar sus capacidades en el país, con una oferta de empleo formal que les asegure estabilidad económica y crecimiento personal; un país donde las empresas se disputen la mano de obra y los trabajadores tengan diversas alternativas de empleo o emprendimiento; de manera tal que, la tan controversial estabilidad laboral pase a ser un tema secundario.

Desde el sector privado, las empresas habrán incorporado el mindset (mentalidad) de una gestión sostenible, internalizando que no es posible hacer empresa sin un enfoque de triple impacto en lo económico, social y ambiental. Las empresas grandes, medianas y pequeñas habrán ya recorrido el camino para alinearse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible y serán conscientes del impacto positivo que deben producir en la vida de los peruanos.

Con respecto a la industria pesquera, el Perú ya ha demostrado que es capaz de administrar eficientemente su principal pesquería: la anchoveta. En el 2050, habremos logrado el estudio y protección de más pesquerías asegurando su explotación sostenible a través de una regulación que aliente la preservación de los recursos, dejando atrás el desorden y la tan dañina informalidad que ahora vemos.

La producción industrial pesquera irá especializándose cada vez más, para proveer al mundo de los nutrientes marinos, que se requieren para sostener el desarrollo de la acuicultura. Estoy segura que en el 2050, el Perú habrá ya desarrollado fuertemente esta actividad produciendo proteínas animales que no solo tienen un altísimo valor nutritivo, sino que, comparadas a las provenientes de la avicultura o la ganadería, tienen muy bajo impacto en el medio ambiente. Asimismo, el sector tendrá desarrollados nuevos productos, poniendo a disposición de nuestros compatriotas super foods a precios asequibles en todo el ámbito nacional.

Lo avanzado en los últimos treinta años, nos ha dado la experiencia suficiente para enfrentar los retos del futuro con esperanza y optimismo, en el anhelo de lograr el país que todos queremos.