Agosto ha sido registrado como el segundo mes del año con el mayor número de empresas que han cambiado de manos. Era previsible. En épocas de incertidumbre se aceleran los procesos de venta que ya se habían iniciado y se inician otros que estaban en una fase de indecisión.
Como comentamos en otra oportunidad, hay en el país un apetito voraz por comprar empresas. Son muchas las empresas peruanas con excedente de dinero y son muchos los inversionistas de afuera con deseos de arriesgar en el Perú. Es que tienen horizontes de visión de más largo plazo y no les afecta tanto el ruido político que aquí vivimos a diario.
Las estadísticas sin embargo están sesgadas pues no recogen a las decenas de pequeñas y medianas empresas familiares que están siendo compradas por empresas más grandes con el afán de integrar sus negocios o de complementar su oferta de productos o cartera de clientes. Son más las empresas que se están vendiendo y comprando.
Pero ¿Porqué se venden las empresas? ¿Porqué se compran tantas empresas en esta época de incertidumbre? La primera respuesta que podría venir a la mente es que las empresas se venden porque el interesado ofrece un precio que satisface al vendedor. Y, si bien es cierto, ésta es una condición que podría o no cumplirse, la clave está en que las empresas solo se venden cuando el empresario tiene motivos más allá de los financieros para poner su empresa a la venta o para aceptar una oferta de compra. No es solo una cuestión de dinero, los motivos del vendedor deben ser otros para que vender la empresa tenga sentido.
¿Cuáles son esos motivos no financieros que hacen que tenga sentido vender la empresa? Aquí algunos:
- No hay generación de relevo. A los hijos no les interesa continuar con el negocio
- Ya sobrevivieron varias crisis y los dueños no están dispuestos a capear una más
- Los dueños desean cosechar el fruto de su esfuerzo y contar con tiempo y dinero para retirarse
- La industria se compone ahora de grandes jugadores y los pequeños desaparecerán si no venden
- Hay que hacer inversiones importantes para mantenerse en el mercado y no se cuenta con los recursos para ello
- El negocio tiende a desaparecer si es que no se reinventa dramáticamente y ya no hay energía o voluntad para implementar el cambio
- No se tiene confianza en el futuro del sector o del país y es mejor salir mientras haya aún alguien interesado en comprar el negocio
- Se pelean los socios y el negocio está sufriendo por ello
Y la lista puede continuar. Lo cierto es que para que un empresario cierre exitosamente un proceso de venta de su empresa, es imprescindible que haya un motivo más allá del simple precio que está dispuesto a ofrecer. Este motivo adicional es probablemente el más valioso de todos. Solo que asignarle una cifra en soles o dólares a ese motivo ya deja de ser un ejercicio financiero.
En suma, si no tiene un motivo como los de arriba para vender su empresa, no salga a venderla. Y si tiene un motivo como los de arriba, éste es el momento de salir a vender.