Vice Presidente Ejecutivo de Inversiones de Rimac Seguros
Durante 2022 se combinaron múltiples factores para generar el más grande salto inflacionario en las últimas cinco décadas. Este surgimiento inflacionario, no previsto por la mayor parte de bancos centrales del mundo, desató el proceso de subidas de tasas de interés más grande, global y rápido de la historia. El resultado, muy posiblemente, será detonar una recesión global en 2023. La segunda en los tres primeros años de esta década.
En ese entorno, no es de sorprender que los mercados de capitales se hayan ajustado agresivamente a la baja. El lado positivo de este ajuste es que las perspectivas de rentabilidad para la mayor parte de activos en los próximos 10 años se ven más atractivas de lo que se habían visto, también, en muchas décadas.
Esto no significa que 2023, necesariamente, vaya a ser un año de altas rentabilidades. Lo que sí es claro, es que las compras realizadas durante el próximo año deben generar retornos importantes a lo largo de un horizonte de más largo plazo. En el mercado de renta fija, la razón para este optimismo radica en el hecho de que durante 2022 las tasas de interés se elevaron de modo que los retornos pasaron de ser muy bajos a ser muy atractivos. De hecho, ahora se puede encontrar activos grado de inversión a nivel internacional que rinden 6% al año en dólares incluso para plazos de tres años,
Para determinar si ese retorno es atractivo en términos reales, sin embargo, debemos compararlo con la tasa de inflación esperada en el largo plazo. En particular, porque el reciente salto inflacionario ha llevado a algunos a desconfiar de la capacidad de los bancos centrales para controlar la inflación. Sin embargo, todo parece indicar que la liquidez actual ya se ajustó a los niveles existentes de oferta de productos que son menores a lo usual como resultado de la guerra. En condiciones normales deberíamos esperar que la inflación baje gradualmente y que converja a un nuevo nivel de equilibrio que, posiblemente, se encuentre por encima del 2% al que apuntan actualmente los bancos centrales del mundo; pero no sustancialmente.
Dados esos retornos esperados para el mercado de renta fija, es posible que las valorizaciones en los mercados de activos reales como acciones, bienes raíces, capital de riesgo e infraestructura deban reducirse aún más al comienzo de 2023. Después de esa última tendencia bajista, el potencial de apreciación para esos activos será consistente con los retornos esperados para activos de mayor riesgo. Ese proceso parece ya estar en curso. Sin embargo, los niveles óptimos de compra para estas clases de activos no se deben encontrar muy por debajo de los niveles actuales. Si bien, en los próximos meses debe pagar tener un poco de paciencia antes de comprar activos de mayor riesgo y mayor rentabilidad esperada, sí parece claro que los momentos de compra deben producirse durante 2023. Muy posiblemente cuando las expectativas de crecimiento de las utilidades de las empresas sean ajustadas a la baja para incorporar el muy probable entorno recesivo esperado para el próximo año.