La proporción es abismal: cerca de 97% el año pasado, según datos de ADEX recogidos por Gestion.pe (22/02/23). China, por su parte, nos vende manufacturas, desde computadoras y demás dispositivos electrónicos, hasta juguetes y ropa de diversa gama y calidad.
Se trata de un intercambio extremadamente desigual, incluso para una economía que sustenta sus exportaciones en los commodities ,principalmente metales.
China, por supuesto, es nuestro mayor comprador de metales y también de harina de pescado (otro commodity), pero no destaca por su interés en la creciente oferta peruana no tradicional.
América y Europa han multiplicado sus pedidos de bienes peruanos con valor agregado desde hace dos décadas. Los esfuerzos de promoción, en actividades conjuntas entre Promperú y los gremios empresariales, más el aprovechamiento de los TLC, han rendido frutos en esos mercados, aunque el dinamismo y entusiasmo ha menguado en los últimos años.
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Un obstáculo para el ingreso de exportaciones no tradicionales a China es la existencia de restricciones, supuestamente para proteger su industria. También hay que tomar en cuenta el factor cultural, pero sobre todo un desconocimiento de la demanda.
A pesar de que existe un TLC bilateral y de que ambos países son miembros de APEC, no bastaba con eso ni con el fácil argumento de que es un mercado con cientos de miles de potenciales clientes. Hacía y hace falta una verdadera estrategia exportadora enfocada en nichos de mercado, pues así lo requiere una oferta de productos premium como la peruana.
Sin una estrategia de ese tipo, las oficinas comerciales (OCEX) seguirán operando sin rumbo fijo. Hay tres en China (en Hong Kong, Pekín y Shanghái) pero sus resultados, en términos de ampliación y diversificación de la oferta exportadora, son modestos.
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Mientras tanto, China nos ha tendido una mano (más o menos) con la construcción del megapuerto de Chancay. Según The Economist, la obra servirá para apuntalar su seguridad alimentaria, lo que abriría la posibilidad de embarcar desde allí productos pesqueros –siempre y cuando no deprede los recursos– y agrícolas.
La obra, por US$ 1,315 millones, pertenece a la estatal china COSCO Shipping y estará operativa desde el cuarto trimestre del 2024. Habrá que esperar hasta entonces para constatar si servirá para apuntalar exportaciones no tradicionales o solamente para más embarques de commodities.
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