PULSO PERÚ. Más allá de las grandes cifras macroeconómicas o las proyecciones de crecimiento, una señal concreta de cómo va la economía es el comportamiento que tienen las personas en sus gastos diarios. Al respecto, la última encuesta de Pulso Perú deja en evidencia que, si bien los peruanos han mostrado cierta cautela en los últimos tres meses, pues cinco de cada 10 personas gastan solo en función de sus ingresos mensuales, existe un importante porcentaje (4 de cada 10) que gasta más de lo que recibe y, lo que es peor, para lograrlo acude a métodos poco sanos, como solicitar préstamos sobre todo al sector informal (prestamistas). Esto sucede mayoritariamente en el nivel socioeconómico E y en el ámbito rural, lo cual resulta más alarmante, pues se trata de los grupos que tienen los ingresos más bajos e irregulares, por lo que son quienes más propensos están a no poder honrar esas deudas.

Esta percepción que muestra Pulso Perú se condice también con los resultados de la morosidad bancaria, que muestran una tendencia al alza y con los esfuerzos que se hacen desde el sector financiero para facilitar el pago de deudas con reducciones de hasta el 100% de intereses. Esto ha llevado a Fuerza Popular, de manera populista, a proponer un proyecto de salvataje para los que están sobreendeudados con la banca, que incluye facilidades para el pago de deudas, mejores condiciones en plazos, tasas de interés e incluso periodos de gracia.

Sin embargo, el nivel de endeudamiento no es el único factor que evidencia que la economía familiar está a la baja. Según la encuesta, también disminuyó el porcentaje de personas que creen que su economía familiar mejorará y aumentaron los que piensan que estará peor.

Esto significa que las expectativas del ciudadano de a pie se han moderado, y todo indica que continuarán así, pues mientras el ministro Carlos Oliva dice que la desaceleración del crecimiento de la economía se debe a un efecto base estadístico, la mayoría de peruanos tiene otra percepción. Obviamente, el ruido político es otro factor que juega en contra, por lo que es previsible que la moderación de la caída no se revierta tan pronto.