Con chaleco antibalas y pistola al cinto, Lennie McCloskey abre su carpeta y revisa las órdenes judiciales: uno, dos ... once desalojos por ejecutar. “Es un día flojo”, comenta el alguacil del condado de Maricopa, en Arizona.
Con la disparada del precio de los alquileres tras la pandemia de Covid-19 y un mercado inmobiliario que no abastece la demanda en el estado del sur de Estados Unidos, el trabajo no le falta a oficiales como McCloskey.
“Normalmente, realizo entre 19 y 25 desalojos por día”, dijo McCloskey, uno de los 26 alguaciles del condado Maricopa, que con 4,5 millones de habitantes es el más poblado de Arizona.
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El promedio mensual es de 3,000 desahucios en este condado, donde se encuentra la ciudad de Phoenix, una de las de más rápido crecimiento en Estados Unidos y un lugar considerado clave para la disputa electoral entre Joe Biden y Donald Trump en las presidenciales de noviembre. El alza de los precios, la caída del poder adquisitivo y el incremento de la población se combinan para crear una situación agobiante.
“Lo que es particularmente dramático sobre Phoenix es lo caro que se ha vuelto, y lo rápido que ha ocurrido”, dijo Glenn Farley, director del Instituto Sentido Común, de investigación económica.
Para pagar una hipoteca en el área metropolitana de Phoenix se necesita trabajar unas 68 horas semanales, explica Farley, frente a 40 horas de 2019. “Es un incremento de más de 50%”, subraya.
“No puedo pagar”
En 19 años ejecutando órdenes de desahucio, McCloskey lo ha casi visto todo: casas convertidas en depósitos de drogas, personas que subalquilan a otras o que dejan a menores de edad solos para evitar ser desalojados, jugadores de béisbol que abandonan todas sus pertenencias en el lugar.
Pero lo que más encuentra en estos últimos años son personas que no pueden pagar un mes de alquiler, motivo suficiente para ingresar con una orden de desalojo.
“He visto personas que trabajan, que para tratar de mantenerse tienen dos empleos, o varias familias que comparten un mismo apartamento ... los salarios no acompañan el alquiler”, describe McCloskey, de 68 años.
Farley le pone números a esa percepción. “Los salarios han aumentado mucho, entre 20% y 30%. El problema es que la inflación por sí sola ha absorbido ese aumento y los costos de la vivienda se incrementaron entre 40 y 60%”.
Alex, un mecánico treinteañero a quien McCloskey tuvo que desalojar por un atraso de dos meses en el pago del alquiler, lo sufre en carne propia.
“Tengo dos trabajos y no alcanza”, dice a la AFP mientras saca sus cosas de la casa de dos habitaciones donde vivía con su esposa, su hija y su perro Chester.
“He trabajado toda mi vida y no puedo pagar el alquiler”, señala desconcertado, mientras dos hombres cambiaban las cerraduras de la vivienda. “No sé como otra gente lo logra, pero como dije, he trabajado toda mi vida y nunca estuvo tan mal. Me siento avergonzado”.
“Problema sin fin”
Arizona está en la mira de Biden y Trump en su carrera por la Casa Blanca. El presidente demócrata ganó por unos 10.000 votos en 2020 en este estado, que con fuerte presencia republicana promete ser escenario de batalla política.
Temas como el aborto y la migración impactan a la población, así como la situación económica.
“Tenemos los costos habitacionales más altos de la historia del estado. El alquiler se ha moderado un poco, pero sigue siendo históricamente muy elevado, y la tercera pieza es la crisis de los sin techo”, resumió Farley.
El economista opina que el incremento en la cantidad de personas que vive en la calle, que se cuentan por miles en Phoenix, no es consecuencia exclusiva de la situación inmobiliaria y requiere soluciones multidisciplinarias.
Pero es innegable que hay una crisis de vivienda, originada en parte por el desplazamiento durante la pandemia de miles de personas provenientes de estados con mayor costo de vida, como el vecino California, que buscaban más espacio a menor precio.
Pero la paralización de las actividades en aquel momento afectó la construcción, sector que actualmente presenta un déficit de unas 65,000 unidades, según estimaciones del economista.
“Tienes un alza en la demanda, aumento de la población y un colapso en la oferta. El resultado fue este rápido aumento de los precios”, explica.
El marco legal local que rige el sector inmobiliario, así como el alza de los precios de las materias primas, agrega Farley, han ralentizado la construcción de viviendas asequibles.
La paradoja sostiene, es que el estado necesita atraer migrantes para impulsar su crecimiento económico, algo que ve inviable a medida que Phoenix pierde su reputación de destino económico. “Se hace más difícil para la gente”, dice McCloskey. “Parece un problema sin fin”.
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