(Foto: Difusión)
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REINICIO DE OPERACIONES. Mayo mostró algunos destellos positivos, como la desaceleración de la caída de la demanda de respecto a abril. Para junio se espera que el volumen de las exportaciones crezca por la reanudación de la minería y la pesca. Estos brotes verdes muestran que hay luz al final del túnel, aunque el reinicio de las actividades aún va lento. Se espera también una mejora ahora que los ministerios han optado por un control posterior de los protocolos sanitarios.

Frente a la advertencia de la de que reabrir muy rápido la economía podría llevar a un segundo rebrote, el presidente Vizcarra optó por señalar que el Gobierno será cuidadoso y buscará lograr el equilibrio entre las medidas de contención del contagio y la reanudación de actividades cuya segunda fase ya fue autorizada. Según la ministra de Economía, al terminar esta fase la economía debe estar operando al 84% y con aproximadamente 455,000 empleos adicionales. En todo caso, habrá que ver para creer.

Sin embargo, hay otras áreas donde el Gobierno aún debe mejorar. Por ejemplo, en abril se habilitó el uso de la suspensión perfecta de labores como una posibilidad para las empresas que estaban atravesando problemas económicos, pero evitando los despidos. Sin embargo, el Ministerio de Trabajo solo aprobó el 1% de las solicitudes recibidas (320 casos), pero la mayoría de las rechazadas nunca se enteró. Bajo ese supuesto, hay que tener cuidado con la extensión de la medida, pues ahora además tendrá plazos más rígidos y exigirá que los inspectores de Sunafil hablen con todos los trabajadores (cuando sean 10 o menos).

Un aspecto que tendrá que tener en cuenta el es el deterioro de las finanzas públicas. Sin duda, la decisión de de rebajar la calificación de riesgo crediticio del Perú en soles es una llamada de atención. El Estado, qué duda cabe, debía hacer uso de sus recursos para enfrentar el impacto de la , pero a estas alturas, además de los planes a corto plazo, el Gobierno ya debería saber cómo volver a la senda de la recuperación. Es cierto que no se logrará a la brevedad, pero ya tendría que contar con un rumbo definido para conseguirla. Que luego de 20 años una calificadora de riesgo considere que las finanzas públicas del Perú ya no son una fortaleza en relación con sus finanzas externas no es muy alentador.

En el Gobierno, hay un aire de triunfalismo que no necesariamente es bueno. Se está apostando por que el reinicio de actividades genere resultados inmediatos, y con una demanda deprimida y empresas fuertemente afectadas no resulta tan real. No hay que perder el optimismo, pero hay que trabajar bajo pautas más realistas para lograr resultados.