Vicepresidente de Soluciones Portafolio de Credicorp Capital
Como es costumbre, el cierre del año anterior nos deja con unos kilos de más, que normalmente terminan pesando, al menos, en el inicio del nuevo año.
Traemos del 2022 unos viejos conocidos: la incertidumbre, la recesión y la inflación. Todos unos pesos pesados que se maduraron el año pasado y que, por ahora, no nos abandonarán. La incertidumbre girará en torno a varios temas que siguen pendientes, como el conflicto Rusia-Ucrania, cambios en las posturas políticas en países como EE.UU. con la nueva conformación del Congreso, además de los cambios de Gobierno en economías latinoamericanas, y la casi abolición de la política cero covid en China (que en principio parece resonar como una noticia positiva para el crecimiento de los mercados emergentes y la economía global). Esto sin dejar de lado la posibilidad de que cualquier otro conflicto estalle en cualquier región del mundo, siendo los más publicitados el conflicto China-Taiwan, el de las dos Coreas, y alguno en Medio Oriente que cause mayor volatilidad en el precio del petróleo.
Por el lado de la recesión, será la protagonista de este año, con la inflación pisando los talones. Luego de una etapa importante de expansión en el periodo post-covid, los desequilibrios han salido a la luz, siendo la inflación uno de los de mayor magnitud en su manifestación en el 2022. Esto ha obligado que los encargados de la política económica tomen las riendas de este caballo desbocado y traten de llevarlo nuevamente a su corral. Sin embargo, este movimiento no será posible sin causar algunas heridas, y entre esas está la moderación en la inversión, el consumo, la austeridad fiscal y un comercio global que podría ser menos dinámico. Todo esto anticipa una economía de tránsito lento, que deberá tomarse un respiro para digerir los excesos de periodos anteriores, llevando a cuestas esos ‘kilitos’ de más que dejó el 2022.
Finalmente, la inflación seguirá teniendo parte del protagonismo del año. La expectativa está centrada en que se vaya desacelerando durante este 2023, pero si esto no llega a suceder, o tarda en llegar este movimiento, seguramente habrá que infringirle un mayor dolor (subir más las tasas de interés y frenar el gasto) a ese caballo desbocado, lo que al final podría tener efectos más profundos y notorios en la economía. 2023 arranca con las consecuencias del pasado reciente… Esperamos que en el camino podamos ir dejando atrás esos kilos de más.
Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor.