La Unión Europea (UE) estudia adoptar medidas para evitar que las criptodivisas sean utilizadas para esquivar las sanciones económicas impuestas a Rusia por la invasión de Ucrania, así como para paliar el impacto del aumento de los precios de la energía para las empresas comunitarias.
“Hemos decido trabajar en medidas suplementarias para reforzar aún más la eficacia de estas sanciones y evitar toda elusión. En particular, tomaremos disposiciones sobre criptomonedas, que no deben ser usadas para sortear las sanciones financieras decididas por la UE”, anunció el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, sin dar detalles de las acciones que contemplan los Veintisiete.
Le Maire, cuyo país preside este semestre el Consejo de la UE, se pronunció así tras la reunión telemática extraordinaria de ministros de Economía y Finanzas de los Veintisiete convocada para analizar el impacto de las sanciones sobre la economía de la UE.
Desde el inicio de la invasión el jueves pasado, la UE ha adoptado varias rondas de sanciones dirigidas a minar la base de la economía rusa, con medidas que afectan a su sector financiero y bancario, el transporte o los flujos comerciales, e incluyen la congelación de activos en territorio comunitario del propio presidente ruso, Vladimir Putin, y el círculo de oligarcas más próximo a él, entre unos 700 individuos y entidades sancionados.
Los ministros de Economía de los Veintisiete consideran que las sanciones ya están demostrando su eficacia con el desplome del rublo, la “desorganización” del sistema financiero ruso al excluir a siete de sus bancos del sistema Swift o la “parálisis” de su banco central tras el bloqueo de sus activos, según explicó Le Maire.
Pero reconocen que éstas tendrán un coste económico para la propia UE, sobre todo por la alta inflación que derivaría del aumento de los precios energéticos. La UE calcula que un incremento de 10% en los precios se traduciría en 0.2 puntos adicionales de inflación, dijo Le Maire.
“Las sanciones tendrán un impacto inmediato en nuestra economía. Es difícil de cuantificar porque la situación avanza rápido, hay muchas incógnitas”, añadió el vicepresidente de la Comisión Europea Valdis Dombroviskis, quien subrayó, no obstante, que la economía europea parte con unos “fundamentales sólidos” y este “es un precio que merece la pena pagar por la democracia y la paz”.
Bruselas cree que la crisis ralentizará el crecimiento, impactará los precios energéticos y los suministros, incluidas las materias primas, tumbará la confianza y tendrá un “coste fiscal directo”.
Precios energéticos
Si bien el coste para el sistema financiero comunitario debería ser “contenido” puesto que su exposición a Rusia es “limitada”, según la Comisión, el mayor golpe vendría por la dependencia del gas ruso, que en algunos países alcanza el cien por cien.
De ahí que, a corto plazo, las medidas se centren sobre todo en ayudar a aquellas empresas con un uso intensivo de esta fuente de energía, más frágiles o con mucha competencia internacional, lo que podría hacerse con ayudas de Estado o préstamos, explicó Le Maire.
Por ello, los países explorarán con la Comisión medidas en materia de ayudas públicas, así como de política energética, para lo cual el Ejecutivo comunitario presentará una comunicación la semana que viene.
Algunas de las posibles acciones, como el almacenamiento o la compra conjunta de gas, ya se han puesto sobre la mesa en los últimos meses, recordó Dombrovskis.
Apoyo fiscal
Para los Gobiernos, la necesidad de tirar de sus presupuestos para ayudar a empresas y hogares ante la crisis, así como asistir a Ucrania y sus refugiados, llega tras dos años de estímulos fiscales para combatir la pandemia y justo cuando preveían retirar el grueso de unas ayudas que hicieron escalar sus niveles de deuda.
En este contexto, Bruselas ha abierto la puerta a mantener congeladas más allá del 2022 las normas de disciplina fiscal, que fueron suspendidas en el 2020 para que los Gobiernos pudiesen gastar sin ser sancionados e iban a reactivarse en el 2023.
Tomará una decisión en mayo sobre la base de nuevas previsiones económicas que cuantifiquen el impacto de la crisis ucraniana.
De momento, el hecho de que se necesiten menos ayudas por la pandemia deja más margen para responder a la situación en Ucrania y los países podrían incluso redirigir fondos europeos para este fin. Bruselas estudia además la posibilidad de usar fondos de cohesión para ello, dijo Dombrovskis.