En el esfuerzo más significativo hasta la fecha para castigar a Rusia por su guerra en Ucrania, la Unión Europea (UE) acordó en la víspera (lunes) prohibir la gran mayoría de importaciones de crudo ruso, tras tensas negociaciones que dejaron al descubierto las grietas de la unidad europea.
Desde el momento en el que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, Occidente ha intentado golpear la rentable industria energética de Moscú para cortar el financiamiento de la guerra. Pero cualquier medida en esa dirección es una espada de doble filo, especialmente en Europa, que depende de Rusia para el 25% de su petróleo y el 40% de su gas natural. Los países europeos que dependen aún más de Rusia han sido especialmente reacios a actuar.
En una medida impensable hace apenas unos meses, los líderes de la UE aceptaron el lunes por la noche recortar en torno al 90% de las importaciones de crudo ruso en los próximos seis meses.
“Rusia encontrará otros importadores”, tuiteó en respuesta a la decisión de la UE, Mikhail Ulyanov, representante permanente de Rusia ante organizaciones internacionales en Viena.
Rusia no ha dudado en retener los suministros de energía, pese el daño económico que podría suponer. Y el gigante energético ruso Gazprom anunció que cortaría el martes los suministros de gas natural a la operadora holandesa GasTerra y estudia cortarlos a Dinamarca. Ya ha cerrado el grifo a Bulgaria, Polonia y Finlandia.
La operadora holandesa GasTerra dijo que la decisión se había anunciado después de que rechazara los “requisitos unilaterales de pago” de Gazprom. Es una alusión a la exigencia del presidente de Rusia, Vladimir Putin, de que los países europeos paguen el gas en rublos, un sistema que muchos han rechazado. GasTerra dijo que los hogares no se verían afectados por que había comprado gas por otra vía en previsión del corte.
Se esperaba que las conversaciones del martes en la sede de la UE en Bruselas se centraran en formas de poner fin a la dependencia de la energía rusa diversificando los suministros y acelerando la transición a fuentes renovables para abandonar los combustibles fósiles todo lo posible, dados las recientes subidas de precio.
El embargo petrolero, asociado a un nuevo paquete de sanciones que también apuntan al banco más grande de Rusia y a medios estatales acusados de difundir propaganda, incluye el crudo y derivados petroleros, con una excepción para el crudo entregado por oleoducto.
El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, dejó claro que sólo apoyaría las nuevas acciones si se garantizaba la seguridad del suministro de crudo de su país. Hungría recibe más del 60% de su crudo de Rusia y depende del petróleo que llega a través del oleoducto soviético de Druzhba.
La UE estimó que eso podría suponer que en torno al 90% del crudo ruso que recibe -la mayoría por mar- estaría vetado para final de año. Como parte de la medida, Alemania y Polonia aceptaron dejar de utilizar petróleo de la rama norte del ducto de Druzhba.
El paquete de sanciones aún debe finalizarse en los próximos días.
Los líderes alcanzaron su compromiso después de que el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, les instara a poner fin a las “discusiones internas que sólo animan a Rusia a poner más y más presión sobre toda Europa”.
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