Los inversionistas enviaron un mensaje de advertencia al Tesoro de Argentina el martes por la noche: no esperen que financiemos el aumento del gasto del Gobierno antes de las elecciones de mitad de período en noviembre a menos que suban las tasas de interés.
En la subasta de deuda local del martes por la noche, el Tesoro logró refinanciar solo 146,300 millones de pesos (US$ 1,500 millones) en notas locales, 66% de su objetivo original, la peor tasa en una venta de bonos del Gobierno desde mediados de abril.
Los encargados de política monetaria deben revertir las tasas de interés reales negativas luego de que en junio la inflación anual se disparara a 50.2% desde 36.1% a fines del año pasado, dijo Alejo Costa, estratega jefe para Argentina de BTG Pactual en Buenos Aires. Al mismo tiempo, el déficit primario en expansión antes de las elecciones primarias de septiembre está alimentando las preocupaciones sobre la inflación y la demanda de dólares por parte de los inversionistas. Algo tiene que ceder.
“Este es el único banco central del mundo que mantiene congeladas las tasas de interés independientemente de la inflación”, dijo Costa. “Al final del día, lo que tendrán que hacer es subir las tasas”.
Desde marzo del 2020, el banco central ha mantenido su tasa de referencia en o alrededor de 38%, al tiempo que el presidente Alberto Fernández ha recurrido a una serie de opciones de política poco ortodoxas como la fijación de precios, subsidios y multas a las empresas, para controlar los precios. Esa combinación de políticas está bajo presión.
El Gobierno necesita refinanciar 100% de la deuda vencida y recaudar un 30% adicional desde aquí hasta fin de año, según estimaciones de la consultora Arriazu Macroanalistas en Buenos Aires.
Aún así, la presión se aliviará en las próximas semanas cuando el Tesoro enfrente solo 6,900 millones de pesos en vencimientos entre el 6 y el 20 de agosto, dijo en un informe la corredora local Facimex Valores.
Después de eso, cuando los vencimientos repunten, no solo el gasto fiscal podría verse afectado. El banco central también podría tener dificultades para mantener su política de depreciación lenta y gradual del peso.
“Si persiste la baja refinanciación, el Gobierno necesitará imprimir más dinero y, como resultado, las presiones cambiarias aumentarán”, dijo Ramiro Blazquez, analista de BancTrust & Co. en Buenos Aires.