Obras aun realizándose y varias cuestiones por ser resueltas sobre los precios y las condiciones de los visitantes: es parte del paisaje en Qatar a 200 días del pitido inicial del primer Mundial de Fútbol en un país árabe, del 21 de noviembre al 18 de diciembre.
Los ocho estadios (siete nuevos y uno renovado) están ya preparados. Pero por toda Doha, en cambio, un ejército de trabajadores migrantes se afana en concluir numerosas obras.
La FIFA se muestra “convencida de que los aficionados encontrarán condiciones óptimas”, pero estos no comparten esa opinión.
“Desde 1998 es el Mundial más complicado en el plano logístico”, lamenta Ronan Evain, director general de la asociación Football Supporters Europe.
“Lo complicado es conseguir información de parte del comité de organización. Hay mucha confusión”, señala por su parte Fabien Bonnel, portavoz del grupo de aficionados franceses ‘Irrésistibles Français’ (IF).
Aseguran que muchos no irán al torneo por razones logísticas y presupuestarias, en reacción a la situación de los trabajadores migrantes o para no sentarse en un estadio climatizado
En el 2018, “en Rusia, 600 miembros (de los IF) estuvieron en al menos un partido. Para Qatar sólo hemos recibido un centenar de peticiones”, apunta Fabien Bonnel.
El precio de las entradas (de media un 30% más caras que en Rusia), del transporte y del alojamiento figuran entre las principales preocupaciones.
Escalada de precios
A 200 días del inicio, hay que destinar en torno a 1,500 euros (cerca de US$ 1,600) para un viaje de ida y vuelta desde Europa, pero muchos no sabrán antes del 31 de mayo si dispondrán de una entrada o no.
Mientras habitualmente los aficionados encuentran ellos mismos su solución de alojamiento, la mayoría de establecimientos están reunidos en una plataforma oficial reservada a los poseedores de entradas.
“De momento (los aficionados) ven escalar los precios sin saber en qué punto se detendrán”, se preocupa Ronan Evain.
“El portal de alojamiento se actualiza de forma constante y se conservarán ‘stocks’ para los aficionados que todavía no han conseguido sus entradas”, responde el Comité Organizador del Mundial.
En total, 130,000 habitaciones estarán disponibles, lo que implica 3.64 millones de pernoctas, en hoteles, apartamentos, villas, cruceros o campamentos, a partir de 77 euros (US$ 81) por persona en una habitación doble.
“En los Mundiales anteriores se hablaba mucho de retrasos en las infraestructuras. Aquí todo está preparado”, lo que da lugar a otras cuestiones, afirma Danyel Reiche, encargado de un proyecto de investigación sobre el Mundial en la Universidad de Georgetown en Catar.
Para este investigador, que anticipa “un bonito Mundial” gracias a la calidad de las infraestructuras, una cuestión debe ser rápidamente aclarada “para no hacer tambalear el éxito global del torneo”: la del alcohol.
Es posible su consumo en algunos bares de hoteles y los expatriados no musulmanes pueden comprarlo en tiendas especializadas.
‘Respetar la cultura’
Existe la posibilidad, durante el Mundial, de autorizar la venta de alcohol en algunos espacios y en las fan zones, a precio reducido (sobre 6 euros una cerveza, en lugar de 12 en los hoteles). Pero aún no es oficial.
Qué trato se dispensará a aficionados ebrios, abrazándose en las calles o abiertamente homosexuales, lo que está prohibido en tiempos normales, es otra de las grandes incógnitas.
Ello supone una preocupación para muchas embajadas de las selecciones que estarán en el Mundial, incapaces por el momento de dar consejos precisos a sus aficionados.
Las fuerzas de orden están preparadas para hacer frente a los problemas potenciales ligados con la embriaguez en público “de forma razonable y sensible”, promete el comité organizador, que “pide simplemente a los aficionados respetar la cultura conservadora del país”.
Respecto a la comunidad LGBT, insiste en que toma “con seriedad” su responsabilidad de organizar un torneo durante el cual “cada uno se sienta en seguridad”. La FIFA añade que el personal, comenzando por las fuerzas de seguridad, están formadas en el respeto a los derechos humanos.
La Federación Internacional afirma también que se asegura de que “los símbolos de apoyo a las causas LGBTIQ+ puedan ser mostradas en el interior y en el exterior de los estadios”.
Resta la cuestión de la experiencia de Qatar para gestionar un evento de esta amplitud: las decenas de miles de personas agolpadas en la Corniche de Doha en un gran evento organizado el martes tomaron por sorpresa a los organizadores, provocando escenas de desorganización, especialmente en la entrada a las estaciones de metro.