El presidente ruso, Vladímir Putin, mantiene en pie su órdago en materia de seguridad a Estados Unidos y la OTAN después de conversar con el jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, al que advirtió que nuevas sanciones por una escalada en Ucrania conllevarían la “total” ruptura de relaciones.
“Si en un plazo razonable de tiempo no recibimos una respuesta constructiva y Occidente prosigue su agresiva política, entonces Rusia se verá obligada a adoptar todas las medidas necesarias para garantizar el equilibrio estratégico y eliminar las amenazas inadmisibles para su seguridad”, aseguró Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, a la agencia RIA Nóvosti
Putin fue quien decidió llamar anoche por teléfono a Biden antes de las fiestas de Año Nuevo en Rusia, que arrancan este viernes y se prolongarán hasta el 9 de enero, para asegurarle que Moscú va en serio cuando dice que quiere garantías “inmediatas” y que Ucrania no se toca.
Las cartas sobre la mesa
Lo único seguro en estos momentos es que Estados Unidos recogió el guante y, aunque admite que algunas de las demandas rusas como la de retirar el armamento nuclear de Europa son inviables, aceptó sentarse a negociar el 10 de enero en Ginebra.
Dos días después le llegará al turno a la OTAN, a la que Putin exige renunciar al ingreso de las antiguas repúblicas soviéticas, y el 13 de enero entrará en escena la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE).
No obstante, aunque los países europeos tienen mucho que decir sobre la seguridad de su continente, Rusia quiere recibir primero garantías de Estados Unidos.
Es “extremadamente importante” la participación en las negociaciones “de altos mandos militares de Estados Unidos y los países de la Alianza”, que podrían conducir a acuerdos sobre control de armamento convencional, insistió Lavrov.
“No permitiremos que enmarañen nuestras iniciativas en discusiones interminables”, subrayó.
Descartó que los futuros acuerdos guarden similitudes con el Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), que Lavrov consideró “anacrónico” y que fue denunciado por Moscú en el 2015.
“Nuestras propuestas están dirigidas a la creación y formulación de un nuevo sistema de acuerdos basado en los principios de la seguridad indivisible y la renuncia a los intentos de lograr la hegemonía militar aprobados unánimemente por los líderes de todos los países euroatlánticos en los años noventa” del siglo XX, explicó.
Subrayó que Moscú no se conformará con nada que no sean garantías jurídicas y vinculantes por escrito ya que, precisó, “los colegas occidentales incumplen sus compromisos políticos de manera sistemática, no digamos ya las promesas verbales realizadas a los dirigentes soviéticos y rusos”.
Ucrania, una amenaza existencial
Aunque las propuestas de tratado y acuerdo de seguridad a Estados Unidos y la OTAN para una coexistencia pacífica van más allá, la atención de ambas partes está en la militarización de la frontera con Ucrania.
“Para Rusia la colonización de Ucrania por parte de los países de la OTAN es una amenaza existencial”, dijo Anatoli Antónov, embajador ruso en Estados Unidos y antiguo viceministro de Exteriores y Defensa, en un artículo en la revista “Foreign Policy”.
Antónov aseguró que la situación creada entre Rusia y la OTAN es “muy peligrosa” y se requieren “medidas urgentes” para restablecer la estabilidad en materia de seguridad en el continente europeo, lo que incluiría que Estados Unidos se sumase a la moratoria rusa sobre el despliegue de misiles de medio y corto alcance.
“Nadie debe dudar de nuestra firmeza a la hora de defender nuestra seguridad. Si nuestros socios continúan gestando una realidad estratégico-militar, entonces tendremos que crear una vulnerabilidad similar para ellos. Todo tiene un límite”, afirmó.
Apeló a la “voluntad política” occidental, ya que consideró que la iniciativa rusa no “socava” la seguridad de Estados Unidos y la Alianza, sino que “crea las condiciones para rebajar la tensión en Europa, incrementar la confianza y activar la cooperación con el fin de combatir los desafíos globales”, desde la pandemia al cambio climático y la recuperación económica.
“Hemos llegado a un momento donde no hay donde retroceder. Queremos estar seguros del día de mañana”, subrayó y resaltó que, según los últimos datos, el presupuesto militar de los países de la OTAN es más de 25 mayor que el de Rusia.
Donbás, una guerra sin cerrar
Lavrov también acusó a la OTAN de estar convirtiendo al país vecino en “una plataforma militar contra Rusia” y denunció que el próximo año aumentará la presencia militar aliada en Ucrania en el marco de maniobras conjuntas que tienen un cariz claramente “antirruso”.
Denunció que la guerra en Ucrania “está lejos de terminar” debido a la reticencia de Kiev a arreglar el conflicto y acusó a Occidente de apoyar con armamento e instructores las “aspiraciones militaristas” de Ucrania, que se lo toma como “carta blanca” para lanzar aventuras militares.
En cuanto a una posible reanudación de las hostilidades a gran escala en el Donbás, recordó que en esta región “viven cientos de miles de ciudadanos de nuestro país”, por lo que “Rusia tomará todas las medidas necesarias para su protección”.