La guerra en Ucrania amenaza la recuperación del empleo global tras la pandemia, que de hecho era más lenta de lo esperado y que ahora esta en peligro por la incertidumbre, el repunte de la inflación y las interrupciones en las cadenas de suministros globales, dijo hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El organismo técnico de Naciones Unidas ha analizado el impacto en Ucrania, en los países vecinos receptores de refugiados, en Asia central y en el resto del mundo de las diez primeras semanas de una guerra que todo indica que se prolongará.
“La creciente incertidumbre y las repercusiones en la confianza de los inversores y de los consumidores frenarán la demanda agregada en el periodo de recuperación de la crisis del COVID-19″, señala un informe presentado hoy en Ginebra por la organización.
El fuerte impacto económico de esta guerra en el resto del mundo tiene que ver con el rol que tanto Ucrania como Rusia tienen como productores de productos básicos agrícolas, en particular de cereales, así como de petróleo y gas en el caso del segundo país.
En los países de renta alta “pueden empeorar las condiciones del mercado laboral”, pero siguiendo el patrón de todas las crisis “la situación será más dura para los países de renta baja y media”, que ni siquiera habían logrado recuperarse de las consecuencias de la crisis sanitaria mundial en el empleo.
No obstante, el impacto final de la guerra en ese último grupo de países dependerá de si son exportadores o importadores de productos básicos, indicó la OIT.
Si son importadores de alimentos y combustibles habrá un impacto negativo en su crecimiento, en el empleo y aumentará la pobreza, mientras que si están del lado de los exportadores podrían beneficiarse del aumento de los precios de los productos básicos.
Países vecinos
Según la ONU, unos 5.3 millones de refugiados ucranianos se encuentran en los países vecinos y la OIT estima que de ellos 1.2 millones trabajaban en su país antes de la agresión rusa. Además, dos tercios de los refugiados tienen educación superior y casi la mitad tenían puestos de alta cualificación.
Si la guerra se prolonga, los refugiados tendrán que permanecer fuera y buscar opciones de empleo, lo que creará una mayor presión en los mercados de trabajo y sistemas de protección social, explicó el director del Departamento de Políticas de Empleo de la OIT, Sangheon Lee.
Otra forma de observar el problema es añadir el número de refugiados que trabajaban antes del conflicto al nivel de desempleo anterior a la crisis en los países vecinos, lo que por ejemplo haría pasar la tasa de paro en Polonia del 3% al 5.3%.
En el caso de Moldova se pasaría del 2.5% al 6.9% y en Eslovaquia, Rumanía, Hungría y República Checa el aumento sería de más de un punto porcentual.
Asia central
Los expertos anticiparon que la guerra tendrá una repercusión particularmente negativa en los países de Asia central, ya que los ciudadanos de Kirguistán, Kazajistán, Uzbekistán y Tayikistán representaban una parte considerable de los 11.6 millones de inmigrantes en Rusia.
Crisis anteriores, como la financiera de 2008 y la última debido al COVID-19, obligaron a los trabajadores inmigrantes en Rusia a retornar a esos países. Si esto volviese a ocurrir, esos países se verían privados de la importante fuente de ingresos que representan las remesas.
Ucrania
La OIT calcula que la guerra ha causado la pérdida del 30% del empleo en Ucrania. Si las hostilidades cesaran de inmediato, la recuperación todavía podría ser rápida y los puestos de trabajo perdidos pasarían a representar el 8.9%.
En cambio, si la guerra se alarga – como se teme – los empleos perdidos equivaldrían el 43.5%, además del efecto que esto tendría para el sistema social ucraniano, por el aumento de gastos y la disminución de ingresos.
La OIT no ha podido establecer el impacto de la guerra y de las sanciones internacionales en Rusia porque no cuenta con datos confiables sobre el mercado laboral, precisaron los autores del estudio.