Los inmigrantes que residen en países de la OCDE tienen niveles educativos más altos que hace diez años, pero sus condiciones de vida siguen siendo peores que la de los nativos, reporta la organización en un informe publicado este jueves.
La inmigración en los países de la OCDE ha aumentado en un 20% en la última década y, según datos de la organización, sus miembros acogen a 141 millones de personas nacidas en el extranjero, de las cuales 54 millones residen en países de la Unión Europea.
En general, las condiciones de los migrantes han mejorado en los últimos diez años, especialmente en el mercado laboral, un avance que responde, en parte, a mejores políticas de integración, condiciones de trabajo más favorables y un mayor nivel educativo de los inmigrantes recién llegados, explica el informe.
A pesar de estos buenos datos, todavía un tercio de los inmigrantes en Europa no tiene estudios más allá de la educación primaria, casi el doble que sus vecinos nativos, y afrontan mayores dificultades para encontrar trabajos para los que están cualificados.
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“En comparación a sus compañeros nacionales, los inmigrantes con grados de educación superior tienen menos posibilidades de trabajar con sus pares en todos los países y es más probable que estén sobrecalificados para sus trabajos en casi todas partes”, advierte el informe de la OCDE, si bien resalta que cuando los títulos provienen de instituciones nacionales, las diferencias se reducen en un 75 %.
Este contexto es especialmente acusado en España, según explica el especialista en migración para la OCDE y autor del informe Thomas Liebig: en este país, aunque los inmigrantes tienen mayor nivel educativo que hace 10 años, continúan viviendo con sueldos bajos y en altos niveles de pobreza.
“No es porque los inmigrantes no estén trabajando, es porque en España los sueldos de los inmigrantes son los más bajos de la OCDE”, denuncia el experto.
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La diferencia con los sueldos de los españoles puede observarse en el ingreso medio anual de los hogares: las familias inmigrantes que provienen de países extracomunitarios tienen unos ingresos medios de 12.442 euros por año, frente a los 20.194 que reciben las familias de nacionales.
Para Liebig, los datos más preocupantes aparecen entre los hijos de los inmigrantes, que presentan mayor nivel de pobreza relativa (39,87 %) que sus pares nativos (17,62 %), la mayor diferencia en la OCDE.
“La mitad de los jóvenes que viven en pobreza estos días en España, son hijos de migrantes, a pesar del hecho de que son una parte relativamente pequeña de la población infantil“, asegura Liebig.
A pesar de las dificultades, estos jóvenes mejoran sus niveles educativos en toda la OCDE, como indican los resultados de las pruebas PISA, y tienen tasas de empleo más altas que en la década anterior, si bien suelen obtener contratos temporales y jornadas reducidas.
Portugal, Irlanda, Letonia y España son cuatro de los países en los que más ha bajado la tasa de desempleo de los inmigrantes en los últimos años, si bien en este último continúa siendo bastante alta para los jóvenes hijos de inmigrantes, destaca Liebig, con un 42% de ellos en paro.
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Socialización y discriminación
El informe celebra que, en general, la opinión pública entre los nativos sobre la población inmigrante ha mejorado, si bien no se perciben sus contribuciones a la sociedad y el aumento de sus niveles educativos.
Aun con ello, aumenta de forma generalizada la percepción de discriminación entre los inmigrantes, un indicador que subió especialmente en los países de la UE, Nueva Zelanda y Canadá.
En este sentido, Liebig destaca que España es el país en el que la socialización es más alta: un 64% de los menores de 15 años interactúan con personas extranjeras al menos una vez al día, frente al 40% de media en la UE.
Esto no reduce la percepción de la discriminación que, si bien no es muy alta (un 13% frente al 14,7% de media europea), Liebig la considera “sorprendente”.
“Esto no quiere decir que España discrimine más que Alemania, por ejemplo, sino que hay una alta conciencia de este problema, es un indicador de cohesión social”, aclara.
“No sabemos si están siendo más discriminados o no, pero sí que no se sienten tratados justamente”, concluye.
Fuente: EFE
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