Nueva Zelanda aumentó el salario mínimo y subió los impuestos a los más ricos, dos medidas que entrarán en vigor mañana y que son parte de los esfuerzos de la primera ministra, Jacinda Ardern, para luchar contra la desigualdad e impulsar la economía tras el impacto del COVID-19.
El nuevo salario mínimo se elevará de 18.90 dólares neozelandeses (US$ 13.19 o 11.27 euros) a 20 dólares neozelandeses (US$ 13.96 o 11.93 euros) a la hora, según anunció la primera ministra este lunes, y que beneficiará a 175,000 personas.
También desde el jueves aumentará el impuesto máximo hasta el 39% a los ingresos de las personas que ganen más de 180,000 dólares neozelandeses (US$ 125,654 o 107,316 euros), cuando antes el tope era del 33%. Se prevé que la medida afectará a un 2% de los contribuyentes.
Según las estimaciones oficiales, este nuevo umbral impositivo, que forma parte de una serie de medidas tributarias, proveerá de unos 550 millones de dólares neozelandeses (US$ 384 millones o 328 millones de euros) adicionales a las arcas del fisco para el año financiero del 2021 y de 634 millones dólares neozelandeses (US$ 443 millones o 378 millones de euros) para el 2024.
El aumento del salario mínimo, que afecta a muchos trabajadores claves durante la pandemia de la COVID-19, ha sido elogiado por los sindicatos y criticado por los negocios que afirman que aún no se han recuperado de los daños económicos causados por la COVID-19, que motivó diversos confinamientos, especialmente en la ciudad de Auckland.
Según datos del Ministerio de Desarrollo Social de Nueva Zelanda, las empresas del país han contratado más personal desde principios de año, aunque todavía hay más de 200,000 personas que reciben las ayudas de desempleo, casi 60,000 más que a mediados de marzo del año pasado, cuando comenzó la pandemia.
El último informe del Ministerio del Tesoro, de diciembre, indica que el déficit para el año fiscal 2020/21, que termina el 30 de junio, será de 10,100 millones de dólares neozelandeses (US$ 7,156 millones o 5,890 millones de euros), por debajo de lo pronosticado, aunque la deuda neta aumentará al 45.6% del PBI para el 2023-24.
Nueva Zelanda, que cerró sus fronteras para frenar la pandemia y ordenó uno de los confinamientos más estrictos del mundo en marzo cuando solo tenía 50 casos, acumula 2,141 infecciones confirmadas y 26 muertos.