La migración de Venezuela podría aumentar el crecimiento del Producto Interno Bruto (PBI) de los países que reciben a los migrantres para el periodo 2017 - 2030, incluyendo a Perú, según revela un último estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un total de 4.5 millones de venezolanos huyeron de la crisis política y económica que vive su país, de los cuales un 80% de los migrantes se dirigieron a los países de América Latina. Además, se estima que la cifra aumentará a 6.5 millones en el 2020.
El principal destino es Colombia, con 1.4 millones de migrantes venezolanos en su territorio, seguido por Perú (860,000), Chile (371,000), Ecuador (330,000), Brasil (212,000), según la ONU.
Bajo este contexto, el informe del organismo internacional precisa que el éxodo venezolano favorecerá la economía de los países que reciben a los venezonalos, tales como Colombia, Panamá, Perú, Chile y Ecuador.
“Tomando en consideración la edad, el tamaño y el nivel de cualificación de los migrantes, además del hecho de que la mayoría de ellos ocupa trabajos de baja cualificación en el sector informal, se estima que la migración de venezolanos eleve el crecimiento del PBI en los países receptores entre 0.1 y 0.3 puntos porcentuales entre 2017-2030”, refiere el informe.
Agrega que la adopción de políticas, por ejemplo de apoyo a la educación y a la integración en la fuerza de trabajo, podría ayudar a los migrantes a encontrar empleos mejor remunerados y, en última instancia, a mejorar las perspectivas de crecimiento de los países que los reciben.
Desde que se inició la crisis, las condiciones de vida de los 31 millones de habitantes de Venezuela se han deteriorado gravemente. La extrema pobreza aumentó desde 10% de la población en 2014 a 85% en 2018. Y la grave escasez de alimentos y medicinas sigue afectando a la población.
A esta situación se le suma la fuerte caída de la actividad económica, que se contrajo un 65% entre 2013 y 2019 como consecuencia de la aguda caída de la producción petrolera, el deterioro de las condiciones en otros sectores y los cortes generalizados de electricidad.
Entre tanto, la hiperinflación sigue desenfrenada, con alzas de precios de cerca de 100% por mes, tasa cercana a la alcanzada en otros episodios hiperinflacionarios pasados.