Hubo un período el año pasado en el que los inversionistas habían casi renunciado a la aerolínea brasileña dirigida por David Neeleman, el hombre que se hizo famoso al fundar JetBlue Airways años antes.
Los bonos de su operador de bajo costo, llamado Azul SA, habían caído a solo 35 centavos por dólar, lo que indicaba que los inversionistas se preparaban para un incumplimiento doloroso. Hoy cotizan a 93 centavos.
Es una recuperación notable que ha recompensado generosamente a cualquiera que haya tenido el coraje de seguir con los bonos (estos han tenido un retorno de 180% desde que alcanzaron sus mínimos) y destaca uno de los giros radicales más sorprendentes de la pandemia.
Las aerolíneas de América Latina, la industria más afectada en lo que podría decirse que es la región que más ha sufrido por el COVID-19, de repente están volviendo a florecer.
Estadounidenses están volviendo a las playas de Cancún y parranderos llegan de nuevo a clubes de samba en Río de Janeiro. Este tipo de viajes de placer ahora llenan los asientos de los aviones, incluso ante una alta propagación del virus.
Las compañías aéreas han sido los mayores beneficiarios en el mercado de bonos, pero los operadores de aeropuertos y hoteles también han visto ganancias descomunales en comparación con las ventas masivas del año pasado.
“El mercado está viendo la luz al final del túnel”, dijo Shamaila Khan, directora de deuda de mercados emergentes de AllianceBernstein en Nueva York.
Es posible, por supuesto, que los repuntes hayan llegado muy lejos, demasiado rápido. Los contagios y muertes están aumentando en muchas partes del mundo, entre ellas Brasil, México, Colombia y Perú. Escépticos como Roger King de CreditSights Inc. plantean dudas sobre las campañas de vacunación y la posibilidad de nuevas restricciones de viaje.
“Estoy del lado pesimista”, dijo King, analista de transporte de la firma de Nueva York. “Hay muchos factores sobre los que nadie sabe nada”.
Pero en Azul, el repunte ha sido tan dramático que espera operar en vuelos locales con una capacidad mayor a la que tenía antes de la pandemia.
Los inversionistas han estado igualmente interesados en uno de los principales competidores de Azul, Gol Linhas Aéreas Inteligentes SA. Sus bonos con vencimiento en el 2025 han tenido un retorno de 175% desde que el índice de bonos corporativos Bloomberg Barclays Emerging Markets tocó fondo a fines de marzo.
Los repuntes son aún más sorprendentes debido al poco apoyo gubernamental que ha recibido la industria. Mientras Estados Unidos y Europa buscaron rápidamente rescatar a las aerolíneas, las Administraciones latinoamericanas ofrecieron casi nada y tres de las aerolíneas más grandes de la región —Latam Airlines Group SA de Chile, Avianca SA de Colombia y Grupo Aeroméxico SAB— se adhirieron al Capítulo 11. Todas estas aerolíneas siguen bajo protección judicial.
Las ganancias para las empresas que no han incumplido se explican en parte por amplias fuerzas del mercado. A medida que las tasas de interés han caído a nivel mundial y la acumulación de deuda de rendimiento negativo ha crecido a más de US$ 16 billones, los compradores de bonos están asumiendo el riesgo y recurriendo a lugares donde aún pueden encontrar rendimiento.
Los bonos de Azul pagan 8.1%, mientras que los bonos de referencia de Gol ofrecen un rendimiento de 9.9%, es decir 9.5 puntos porcentuales más que los bonos del Tesoro con vencimiento equivalente.
“América Latina, con tasas atractivas, se vuelve un destino interesante para el inversionista”, dijo Luis Gonzali, gerente de cartera de Franklin Templeton en Ciudad de México.
Sin embargo, las perspectivas fundamentales de las compañías también están mejorando a medida que los Gobiernos implementan campañas de vacunas y los pasajeros desconsideran los riesgos del COVID-19 para viajar nuevamente después de meses de aislamiento.
Azul, la aerolínea nacional más grande de Brasil, redujo la capacidad en 90% por la propagación de la pandemia, redujo la nómina a la mitad y pospuso la entrega de nuevos aviones. Los precios de sus bonos colapsaron cuando los operadores apostaron por la bancarrota.
Su repunte ha generado ganancias inesperadas para inversionistas como Ashmore Group, que se convirtió en el mayor titular reportado después una ola de compras en el tercer trimestre, según datos compilados por Bloomberg.
Pocos esperaban este giro en abril y mayo, cuando la región comenzaba a sumirse en el caos generado por el coronavirus. Las compañías de viajes figuraron entre las primeras víctimas corporativas, sufriendo graves pérdidas sin el tipo de apoyo estatal que ha impulsado a las aerolíneas y otros negocios de viajes en los mercados desarrollados.
Aún así, los inversionistas ahora encuentran valor hasta en operadores en bancarrota. El precio de los bonos de referencia de Latam Airlines, la aerolínea más grande de la región, ha subido a 63 centavos por dólar desde los 17 centavos de su mínimo en mayo.
Otras compañías de viajes en la región también están en plena ola de optimismo económico, a pesar de más de 500.000 muertes por el virus en toda América Latina. Bonos vendidos por operadores de aeropuertos en Ecuador y República Dominicana han repuntado 88% y 42% desde sus respectivos mínimos.
Incluso la deuda emitida para pagar un aeropuerto de Ciudad de México que nunca se construyó cotiza por encima del valor nominal, apoyada por un aumento en los ingresos de las tarifas de pasajeros en el aeropuerto existente, que respalda los bonos.
El tráfico en la capital mexicana aumentó a 2 millones de viajeros en noviembre. La cifra es la mitad del volumen visto a principios del año pasado, pero está al alza en comparación con un mínimo de 276,000 en mayo.
En la industria del alojamiento, los bonos en mora vendidos por Grupo Posadas SAB, de México, se están recuperando a medida que los turistas regresan a Cancún, Los Cabos y otros destinos de playa, atraídos por descuentos de hasta 60% en algunos de sus resorts.
El operador hotelero incumplió en los pagos de intereses en junio después del colapso de las reservas, pero sus bonos han tenido un retorno aproximado de 67% desde entonces a medida que inversionistas han apostado por mejores términos de reestructuración.
Celina Apostolo Merrill, administradora de fondos en BlackRock Inc., dijo que las aerolíneas latinoamericanas que han salido adelante durante la pandemia sin recurrir a la bancarrota están en una buena posición. Su opinión es particularmente favorable sobre las aerolíneas brasileñas.
“Nuestra expectativa es que se continuará observando una reducción de los diferenciales”, dijo la semana pasada durante un webinar de Fitch Ratings sobre perspectivas en América Latina. “Ya se han adaptado adecuadamente o han sobrevivido desde una perspectiva de liquidez”.