Investigadores están recolectando muestras tomadas de murciélagos en el norte de Camboya en un intento por comprender la pandemia de coronavirus, volviendo a una región donde se encontró un virus muy similar en los animales hace una década.
En el 2010 se recolectaron dos muestras de murciélagos de herradura en la provincia de Stung Treng, cerca de Laos, y se guardaron en congeladores en el Institut Pasteur du Cambodge (IPC) en Phnom Penh.
Las pruebas realizadas en ellos el año pasado revelaron un pariente cercano del coronavirus que ha provocado la muerte de más de 4.6 millones de personas en todo el mundo.
Un equipo de investigación de ocho miembros del IPC ha estado recolectando muestras de murciélagos y registrando su especie, sexo, edad y otros detalles durante una semana. En Filipinas se está realizando una investigación similar.
“Esperamos que el resultado de este estudio pueda ayudar al mundo a comprender mejor el COVID-19”, dijo la coordinadora de campo Thavry Hoem, mientras sostenía una red para atrapar murciélagos.
Las especies hospedadoras, como los murciélagos, no suelen mostrar síntomas de patógenos, pero estos pueden ser devastadores si pasan a humanos u otros animales.
El doctor Veasna Duong, jefe de Virología del IPC, indicó que su instituto había realizado cuatro viajes de este tipo en los últimos dos años, con la esperanza de obtener pistas sobre el origen y la evolución del virus transmitido por murciélagos.
“Queremos averiguar si el virus todavía está allí y saber cómo ha evolucionado”, manifestó a Reuters.
Los virus mortales que se originan en los murciélagos incluyen el Ébola y otros coronavirus como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) y el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS).
Pero Veasna Duong dijo que los humanos fueron responsables de la devastación causada por el COVID-19, debido a la interferencia y destrucción de hábitats naturales.
“Si tratamos de estar cerca de la vida silvestre, las posibilidades de que el virus sea transportado por la vida silvestre son mayores a lo normal. Las posibilidades de que el virus se transforme para infectar a los humanos también se elevan”.
El proyecto financiado por Francia también tiene como objetivo analizar cómo el comercio de vida silvestre podría estar desempeñando un papel, sostuvo Julia Guillebaud, ingeniera de investigación de la unidad de virología del IPC.
“(El proyecto) tiene como objetivo proporcionar nuevos conocimientos sobre las cadenas comerciales de carne silvestre en Camboya, documentar la diversidad de betacoronavirus que circulan a través de estas cadenas y desarrollar un sistema de detección temprana flexible e integrado de eventos de propagación viral”, explicó Guillebaud.