HONG KONG | De la edición impresa
La variante ómicron se mueve rápido, lo cual dificulta que se pueda controlar —incluso para China, que ante cualquier brote del coronavirus intenta suprimirlo con premura—.
Por ejemplo, un clúster de contagios en Shanghái ha obligado al Gobierno chino a imponer un apresurado confinamiento para el cual parece estar pésimamente mal preparado. La velocidad de propagación de la variante también hace inusualmente difíciles de monitorear las perspectivas de la economía china.
Muchas cosas pueden ocurrir entre la publicación de un dato específico y su periodo de referencia, y las estadísticas económicas más recientes de China datan de enero y febrero. Pero esas cifras (sorprendentemente buenas) ahora se ven desfasadas, incluso pintorescas.
Ya no son útiles
Es que durante la mayor parte de ese periodo no había guerra en Europa y los nuevos casos de covid-19 en China continental promediaban menos de 200 diarios, comparados con los 23,107 reportados el 7 de abril. Así que ampararse en los números económicos oficiales es como usar el espejo retrovisor para conducir a través de curvas pronunciadas.
A fin de tener una visión más actualizada de la economía china, algunos analistas están optando por indicadores menos convencionales. Por ejemplo, el motor de búsquedas y herramienta de visualización de mapas Baidu proporciona un índice de movilidad diaria.
Durante la semana del 3 de abril, fue más de 48% inferior a su nivel del mismo periodo del año pasado. El índice es más apropiado para rastrear movimientos entre ciudades, señala Ting Lu, economista jefe para China del banco Nomura.
Para medir el ajetreo dentro de las ciudades, este analista usa otros indicadores como los traslados en metro. En la semana que terminó el 2 de abril, el número de viajes a través de ese medio de transporte en ocho grandes ciudades fue cerca de 34% menor que hace un año. En Shanghái, donde muchas líneas del metro están cerradas, el número de traslados se redujo 93%, una caída mayor que la de principios del 2020.
Mensajería y carga
Los dos indicadores que más inquietan a Lu hacen seguimiento a los servicios de distribución. En la semana que terminó el 1 de abril, un índice de repartos exprés realizados por empresas de mensajería estuvo cerca de 27% por debajo de su nivel en similar fecha del año pasado.
En el mismo periodo, un índice de transporte de carga por carretera cayó 12.8%. El declive se ve especialmente considerable porque el indicador estaba aumentando vigorosamente a fines del 2021.
Las mediciones no convencionales son mucho más valiosas para el caso de China debido a las dudas que despierta la data oficial. Las robustas cifras de enero y febrero, por ejemplo, no solo son anticuadas sino también extrañas.
Datos contradictorios
Así, señalan que la inversión en activos “fijos”, como infraestructura, instalaciones industriales e inmuebles, creció 12.2% en términos nominales respecto del mismo periodo del 2021. Pero ese número no es consistente con las contracciones de dos dígitos en la producción de acero y cemento.
La recuperación de la inversión inmobiliaria también se ve peculiar al lado de las caídas en la ventas de viviendas, en el inicio de construcciones y en las compras de terrenos.
Cuando algunos gobiernos locales dijeron que estaban volviendo a chequear sus datos a instancias de la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS), se hizo claro que las estadísticas oficiales se ven extrañas hasta para los propios funcionarios de la entidad.
Los indicadores de alta frecuencia en China probaron su valía en la primavera (boreal) del 2020. Al principio, los economistas sentían timidez en revisar a la baja sus proyecciones de crecimiento. Nadie sabía con exactitud cómo reaccionaría la economía o qué estaría preparando para reportar la NBS.
Premunidos de evidencia que mostraba la data de alta frecuencia, los economistas fueron lo suficientemente valientes para predecir un declive del PBI para el primer trimestre del 2020. En efecto, hubo una contracción de 6.8%, según las cifras oficiales.
No sirven para todo
El carácter oportuno de los indicadores no convencionales los hace valiosos para periodos en que aparecen fluctuaciones, aunque “hay muchas trampas”, sostiene Lu. Cualquier periodo corto puede estar distorsionado, ya sea por un mal clima o la presencia de feriados.
Y las tasas de crecimiento anualizado pueden estar sesgadas por idiosincrasias pasadas. Además, ¿qué significa un dramático declive semanal en el transporte de carga por carretera para el crecimiento trimestral del PBI? Es imposible explicarlo con precisión.
Asimismo, muchos indicadores tienen poco historial. Cuando era estudiante de doctorado, Lu se capacitó en econometría. “Pero con uno o dos años de data, si usara las técnicas que aprendí (en el doctorado), la gente se reiría de mí”.
A fin de ayudar a evitar algunas de las trampas, Lu y su equipo analizan “un grupo de números”. “Si de diez indicadores, siete u ocho se están agravando, entonces podemos estar seguros que el crecimiento del PBI está empeorando”, sostiene. Y piensa que, en estos momentos, “algo debe estar yendo muy mal”.
Traducido para Gestión por: Antonio Yonz Martínez