Es improbable que la variante ómicron, que se propaga mucho más rápido que las mutaciones anteriores del coronavirus, ayude a los países a lograr la llamada inmunidad de rebaño contra el COVID-19, en la que suficientes personas se vuelven inmunes al virus como para frenar los contagios, dijeron expertos en la enfermedad.
Desde los primeros días de la pandemia, algunos funcionarios de salud pública expresaron su esperanza de que fuera posible lograr la inmunidad de rebaño contra el COVID-19, siempre y cuando un porcentaje suficiente de la población estuviera vacunada o infectada con el virus.
Las esperanzas se desvanecieron cuando el coronavirus mutó en nuevas variantes en rápida sucesión durante el año pasado, lo que le permitió reinfectar a personas que estaban vacunadas o que habían contraído previamente el COVID-19.
Algunas autoridades sanitarias han revivido la posibilidad de la inmunidad de rebaño desde que apareció ómicron a finales del año pasado.
Argumentan que el hecho de que la variante se propague tan rápidamente y cause una enfermedad más leve podría exponer pronto a suficientes personas, de forma menos dañina, al virus del SARS-COV-2 y proporcionar la protección colectiva.
Expertos en enfermedades señalan, sin embargo, que la transmisibilidad de ómicron se ve favorecida por el hecho de que esta variante es incluso mejor que sus predecesoras a la hora de infectar a personas vacunadas o con una infección previa. Esto se suma a la evidencia de que el coronavirus seguirá encontrando formas de atravesar nuestras defensas inmunitarias, dijeron.
“Alcanzar un umbral teórico más allá del cual cesará la transmisión es probablemente poco realista dada la experiencia que hemos tenido en la pandemia”, dijo a Reuters el doctor Olivier le Polain, epidemiólogo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esto no quiere decir que la inmunidad previa no ofrezca ningún beneficio. En lugar de la de rebaño, muchos expertos entrevistados por Reuters afirmaron que cada vez hay más pruebas de que las vacunas y la infección previa ayudarían a reforzar la protección de la población contra el COVID-19, lo que hace que la enfermedad sea menos grave para quienes se infectan o se reinfectan.
“Mientras la inmunidad de la población se mantenga con esta variante y las futuras, tendremos suerte y la enfermedad será manejable”, afirmó el doctor David Heymann, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
No es como el sarampión
Las actuales vacunas COVID-19 se diseñaron principalmente para prevenir la enfermedad grave y la muerte, más que la infección. Pero los resultados de las pruebas clínicas realizadas a finales del 2020, en los que se demostró que dos de las vacunas tenían una eficacia superior al 90% contra la enfermedad, despertaron inicialmente la esperanza de que el virus pudiera contenerse mediante la vacunación generalizada, de forma similar a como se ha frenado el sarampión.
Con el SARS-CoV-2, dos factores han socavado desde entonces el panorama, dijo Marc Lipsitch, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
“El primero es que la inmunidad, sobre todo a la infección, que es el tipo de inmunidad importante, disminuye con bastante rapidez, al menos con las vacunas que tenemos ahora”.
La segunda es que el virus puede mutar rápidamente de forma que le permite eludir la protección de la vacunación o de la infección previa, incluso cuando la inmunidad no ha disminuido.
El doctor David Wohl, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, afirmó que “las reglas cambian cuando las personas vacunadas pueden seguir albergando el virus e infectar a otras”.
Wohl advirtió del peligro de asumir que la infección con ómicron aumentaría la protección, especialmente contra la siguiente variante que pueda surgir. “Sólo porque hayas tenido ómicron, puede que eso te proteja de volver a contraer ómicron, tal vez”, añadió.
Las vacunas en desarrollo que proporcionan inmunidad contra futuras variantes o incluso contra múltiples tipos de coronavirus podrían cambiar esto, señaló Pasi Penttinen, el principal experto en gripe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, pero llevará tiempo.
Aun así, la esperanza de que la inmunidad de grupo sea un boleto de vuelta a la vida normal es difícil de eliminar.
“Estas cosas aparecían en los medios de comunicación: ‘Alcanzaremos la inmunidad de rebaño cuando el 60% de la población esté vacunada’ y no ha ocurrido. Luego para el 80%, y de nuevo no ocurrió”, declaró Francois Balloux, profesor de sistemas biológicos computacionales en el University College de Londres.
“Aunque suene horrible, creo que tenemos que prepararnos para el hecho de que la gran mayoría, esencialmente todo el mundo, se expondrá al SARS-CoV-2″, dijo.
Expertos en salud mundial prevén que el coronavirus acabe convirtiéndose en endémico, circulando de forma persistente entre la población y provocando repuntes esporádicos. Sin embargo, la aparición de ómicron ha suscitado dudas sobre cuándo podría ocurrir exactamente.
“Llegaremos a ello”, manifestó le Polain de la OMS, “pero de momento no estamos en ese punto”.