El mundo depende cada vez más de las vacunas de China ahora que el brote de coronavirus en India afecta su capacidad para cumplir con contratos de suministro, incluso cuando Estados Unidos intenta liderar una iniciativa para ampliar el acceso a las inmunizaciones.
En las últimas semanas, los líderes de algunos de los países más poblados del mundo pidieron más vacunas a China a pesar de preocupaciones sobre su efectividad. Se espera que la demanda suba aún más ahora que la Organización Mundial de la Salud (OMS) autorizó una vacuna de Sinopharm Group Co. Ltd. y se espera que pronto haga lo mismo para Sinovac Biotech Ltd. Eso permitirá a países en desarrollo de Asia, África y América Latina acceder a las inoculaciones a través del mecanismo Covax (Centro de Acceso Global a Vacunas COVID-19), el esfuerzo de vacunación global.
“China no solo se ha convertido en el mayor exportador”, dijo Yanzhong Huang, especialista en China e investigador sénior de salud global en el Consejo de Relaciones Exteriores. “En muchos países se ha convertido en la única opción”.
La confiabilidad en China como proveedor de vacunas está aumentando su influencia geopolítica en un momento en que EE.UU. y la UE han sido lentos para enfrentar la pandemia mundial mientras el COVID está fuera de control en India, Brasil y otros países. Para agravar las dificultades, la crisis de India agotó los suministros de vacunas y llevó a muchos países a recurrir a China. En este contexto, el Gobierno de EE.UU., durante meses preocupado por su impulso de vacunación interna, ha sido muy criticado por acumular vacunas a expensas de una respuesta global.
Patentes
El presidente de EE.UU., Joe Biden, dejó en claro esta semana que EE.UU. tiene la intención de comenzar a desempeñar un papel más activo. El miércoles, EE.UU. apoyó una iniciativa para renunciar a las patentes de las vacunas contra el COVID-19 y permitir que otros países las fabriquen.
Mientras tanto, países como Uruguay, Senegal e Indonesia tienen pocas opciones aparte de Pekín, y China está aprovechando al máximo.
El país ya exportó cerca de 240 millones de dosis, más que todos los demás países combinados, y se ha comprometido a entregar otros 500 millones, según Airfinity Ltd., una compañía de análisis e información científica. India, el tercer mayor proveedor del mundo después de China y la Unión Europea, había exportado 67 millones de dosis a casi 100 países hasta la nueva ola de covid-19, que le obligó a detener la mayoría de las entregas en las últimas semanas.
El acceso a las vacunas dará un impulso al mecanismo global Covax, respaldado por la OMS, que dependía en gran medida del Serum Institute of India antes de la limitación a las exportaciones.
La autorización de la OMS sobre las vacunas chinas podría marcar una diferencia inmediata para los Gobiernos que esperan ese sello de aprobación antes de administrarlas a los ciudadanos. Sri Lanka, por ejemplo, ha utilizado hasta ahora menos del 1% de sus 600,000 vacunas Sinopharm en trabajadores chinos extranjeros.
No obstante, algunos expertos están preocupados por el posible impacto en la salud pública de la distribución generalizada de vacunas chinas, que han demostrado tasas de eficacia más bajas que las de Pfizer y Moderna. Y las vacunas chinas ya se vieron perjudicadas por la falta de datos de ensayos y una preferencia por las vacunas de empresas occidentales.
“La aprobación de las vacunas chinas por parte de la OMS ayudará, a mediano plazo, a fortalecer el poder y la autoridad de China en la región”, dijo Nicholas Thomas, profesor asociado de la Universidad de la Ciudad de Hong Kong y editor de varios libros sobre salud global y política exterior. “Sin embargo, la baja tasa de eficacia de las vacunas chinas significa que esta es una posición fácilmente discutible si los países occidentales pueden aumentar sus propios suministros”.