Miles de millones de dólares en exportaciones tecnológicas argentinas no se declaran debido a que las empresas y los trabajadores autónomos eluden los controles cambiarios, según un grupo del sector.
Alrededor de US$ 2,200 millones en exportaciones de servicios del sector tecnológico del país podrían quedar sin declarar en los datos oficiales este año, según Luis Galeazzi, director ejecutivo de Argencon, un grupo de defensa que publicó su informe semestral el jueves. El año pasado, la cifra fue de unos US$ 1,800 millones, dijo Galeazzi.
El fenómeno se debe a las distorsiones provocadas por los diferentes tipos de cambio del país, que crean incentivos para no declarar los ingresos de exportación. Hay dos fuerzas en juego. Por un lado, los trabajadores tecnológicos altamente calificados aceptan cada vez más trabajos “en negro” como autónomos para ganar dólares de empresas en el extranjero.
Por otro lado, algunas empresas tecnológicas argentinas no registran todas sus exportaciones de servicios para evitar una ley local que obliga a cambiar dólares por pesos a la tasa oficial de 114 pesos por dólar, muy por debajo del tipo de cambio paralelo de 205 por dólar, una referencia para los salarios tecnológicos.
Para retener a los trabajadores con salarios denominados en dólares, algunas empresas locales no declaran las exportaciones de servicios, incluso si el empleado está en Argentina. A principios de este año, Galeazzi estimó que entre 100,000 y 200,000 trabajadores tecnológicos viven en Argentina pero trabajan “en negro”, al margen de la economía formal.
El creciente sector tecnológico es una de los mayores éxitos de Argentina en los últimos años. Datos del Gobierno muestran que el sector ha creado alrededor de 50,000 nuevos puestos de trabajo desde el 2017, mientras muchos otros recortaban las nóminas durante una profunda recesión. Sin embargo, los datos oficiales no reflejan este crecimiento: las exportaciones de tecnología del país todavía están por debajo de los niveles observados en el 2018, ya que gran parte de la actividad no se declara, según Argencon.
Argencon advierte sobre una “fuga de cerebros” ya que los trabajadores calificados buscan mejores salarios en el extranjero, ya sea quedándose a vivir en el país como autónomos o emigrando de Argentina.