El manatí, símbolo nacional de Costa Rica desde el año 2014, está siendo cada vez más amenazado por la pesca ilegal, la cacería y la contaminación, reveló este martes una investigación de organizaciones ambientalistas.
Las actividades humanas como la pesca ilegal e incidental, la cacería, la contaminación y las colisiones con botes han provocado que las poblaciones del Manatí Antillano hayan disminuido drásticamente a nivel regional en los últimos años.
Un estudio, promovido por MarViva, el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y Costa Rica Wildlife Foundation (CRWF), que se desarrolla en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Mixto de Barra del Colorado, en el Caribe noreste costarricense, ha permitido identificar ocho individuos que habitan en la zona, lo que significa un gran avance dada la complejidad para su monitoreo.
“Las amenazas del manatí se deben a las actividades humanas y es por eso que la gestión comunitaria se vuelve vital para un abordaje integral y efectivo. Hemos trabajado desde febrero del 2020, y actualmente tenemos un grupo organizado de ciudadanos que nos informan sobre avistamientos de esta especie”, afirmó la bióloga y co-investigadora de CRWF, Sofía Pastor.
Según los expertos, es necesario estimar el número de manatíes presente en un sitio determinado y entender cómo usa su hábitat para mejorar la toma de decisiones respecto a su protección. Sin embargo, en Costa Rica los manatíes viven en aguas turbias cubiertas por vegetación acuática, lo que dificulta utilizar los métodos tradicionales de conteo visual.
“Estimar la población de manatíes en Costa Rica es como trabajar a oscuras, es un reto contar lo que no se puede ver y este vacío de información y desconocimiento debe llenarse para tomar decisiones fundamentales y basadas en la ciencia que se requieren para el manejo de este mamífero acuático”, destacó el director general de Fundación MarViva, Jorge Jiménez.
La investigación indica que cada manatí tiene su propia vocalización y sus llamados se pueden vincular a individuos específicos, lo que ofrece una manera de estimar la cantidad de manatíes presentes en un hábitat particular en un momento dado.
“Aunque son difíciles de divisar, los manatíes se comunican entre sí bajo el agua, emitiendo chillidos o silbidos para atraer a su compañero, mantenerse en contacto con crías, aparearse y advertir sobre amenazas. Con estas vocalizaciones podemos identificar dónde, cuándo y quién está bajo el agua, y cada cuánto pasan por el mismo lugar”, explicó el ecólogo del STRI y co-investigador del proyecto, Héctor Guzmán.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cataloga la especie en peligro de extinción, por lo cual, los científicos han solicitado al Estado costarricense promover su protección con esfuerzos públicos y privados dirigidos hacia la conservación de este mamífero.
Parte de los esfuerzos, es impulsar actividades de sensibilización e involucramiento con miembros de las comunidades donde se ejecuta la iniciativa para promover su protección y conservación.
El Congreso de Costa Rica aprobó en julio del 2014 un proyecto de ley impulsado por estudiantes de la escuela primaria de Limoncito, provincia de Limón (Caribe), con el que se declaró al manatí como símbolo nacional del país.
Las también llamadas “vacas marinas” son unos animales pacíficos, tímidos y vegetarianos, que se ubican en la zona del Caribe y que pueden medir cuatro metros y medio y pesar 600 kilos.
Además del manatí, Costa Rica cuenta con otras especies naturales como símbolos nacionales como el yigüirro (Turdus grayi), el árbol de Guanacaste (Enterolobium cyclocarpum), la guaria morada (Guarianthe skinneri), el venado cola blanca (Odocoileus virginianus) y el perezoso en sus dos especies: el de dos dedos (Choleopus Hoffman) y el de tres dedos (Barypus Variegatus).