La megalópolis oriental china de Shanghái, considerada la capital económica del país asiático, anunció un paquete de medidas para revivir el mercado inmobiliario, entre las que destaca la retirada de restricciones, la bajada de cuotas de entrada o los subsidios a quien venda para comprar.
En un comunicado publicado este lunes por la noche, la Oficina de Administración de la Vivienda de la ciudad detalló nueve medidas destinadas a “promover el desarrollo estable y saludable del mercado inmobiliario”.
Por ejemplo, las familias “con dificultades” que vendan su vivienda podrán recibir una subvención de hasta 30,000 yuanes (US$ 4,221, 3,882 euros) si compran un piso nuevo en el plazo de un año.
Asimismo, las cuotas de entrada para las personas que compren su primera vivienda bajarán desde el 30% al 20%, y el tipo hipotecario mínimo se reducirá del 4.1% al 3.5%. En el caso de quienes deseen comprar una segunda, la entrada será del 35% en lugar del 50% y el tipo mínimo para las hipotecas cae del 4.5 al 3.9%.
Shanghái, que prohibió a los hogares comprar una tercera vivienda en 2011 para reducir la presión sobre el mercado, ahora permitirá que las familias con dos o más hijos adquieran una adicional, y también rebajará los requisitos para que las personas provenientes de otras partes del país puedan optar a hacerse con una propiedad.
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La ciudad cuenta con unos 8 millones de metros cuadrados de viviendas nuevas, algo que el mercado tardaría más de un año en digerir al ritmo actual de ventas, según datos de la consultora China Real Estate Information citados por el diario hongkonés South China Morning Post.
Ese rotativo cita a Yan Yuejing, director de la firma E-house China Research, que asegura que otras importantes ciudades como Pekín, Shenzhen o Cantón seguirán los pasos de Shanghái con medidas similares próximamente después de que las autoridades anunciasen un nuevo paquete de medidas de apoyo para el sector inmobiliario, sumido en una larga crisis.
A mediados de mes, las autoridades chinas anunciaron unos US$ 42,250 millones en créditos para proyectos de viviendas subsidiados o la reducción de las cuotas de entrada necesarias para adquirir casas -al 15% para los compradores de la primera y al 25% para la segunda-, instando asimismo a los gobiernos locales a comprar terrenos no urbanizados o inmuebles no vendidos a promotoras.
La posición financiera de muchas inmobiliarias chinas empeoró después de que, en agosto de 2020, Pekín anunciase restricciones al acceso a financiación bancaria a las promotoras que habían acumulado un alto nivel de deuda, entre las que destacaba Evergrande, con un pasivo de casi US$ 330,000 millones.
Ante la coyuntura, el Gobierno ha impulsado diversas medidas de apoyo, con los bancos estatales abriendo asimismo líneas de crédito multimillonarias a diversas promotoras, a las que se marcó como prioridad la finalización de los proyectos vendidos sobre plano, asunto que preocupa a Pekín por sus implicaciones para la estabilidad social, ya que la vivienda es uno de los principales vehículos de inversión de las familias chinas.
No obstante, el mercado no está respondiendo: las ventas comerciales medidas por área de suelo se desplomaron un 24.3% en 2022 y otro 8.5% en 2023.
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