Uno de los anuncios más importantes de la reunión de mañana entre el presidente argentino, Alberto Fernández, y su par de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva, será el inicio del proceso de creación de una moneda común entre ambos países, tentativamente denominada “Sur”.
“Habrá una decisión de empezar a estudiar los parámetros necesarios para una moneda común, lo que incluye desde cuestiones fiscales hasta el tamaño de las economías y el rol de los bancos centrales”, le dijo Sergio Massa, ministro de Economía argentino, al diario británico Financial Times, que dedicó a la cuestión la tapa de su edición online dominical.
“Sería un estudio de los mecanismos de integración. No quiero crear falsas expectativas … es el primer paso de un largo camino”, añadió.
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Sur, inflación y después
La moneda “Sur” funcionaría inicialmente en paralelo con la existencia del peso argentino y del real brasileño, con el objeto de estimular el comercio regional y reducir el uso y la dependencia del dólar. Además, Massa señaló al medio británico que, aunque se trata de una iniciativa bilateral, será ofrecido a otras naciones de la región.
Al respecto, el Financial Times agrega que una unión monetaria que cubriera toda América Latina representaría cerca del 5% del comercio global y que el “Sur” sería la segunda mayor moneda común, detrás del euro, que abarca 14% del PBI mundial.
El propio Massa recordó que a Europa le llevó 35 años llegar al euro.
En el 2022 el comercio bilateral entre la Argentina y Brasil aumentó 21%, precisa el Financial Times, sin dejar de señalar que el atractivo de una moneda común “es más obvio para la Argentina, donde la inflación se acerca al 100% mientras el Banco Central imprime dinero para financiar el gasto”.
De hecho, recuerda, desde que Alberto Fernández asumió el gobierno, el monto de dinero en circulación se cuadruplicó y el billete de más alta denominación vale menos de 3 dólares si se tiene en cuenta el “ampliamente usado” tipo de cambio paralelo.
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Contraste y antecedentes
El entusiasmo argentino por la moneda común contrasta con la reticencia brasileña a atarse a un “vecino perennemente volátil” que no tiene acceso al crédito internacional desde el default de 2020 y debe al FMI más de US$ 40,000 millones del rescate financiero del 2018.
A diferencia del 2019, cuando Macri y Bolsonaro se entusiasmaron con la idea de crear el “peso real”, proyecto que apoyaba el entonces ministro de Hacienda Argentino Nicolás Dujovne, ahora, al menos del lado argentino, el proyecto podría tener apoyo de la oposición.
De hecho, en septiembre de 2022 la Comisión Mercosur del Congreso invitó a Dujovne, quien ratificó que él había apoyado la idea de una moneda común con Brasil.
A esa reunión fue invitado Fabio Giambagi, funcionario del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes), quien recordó los varios y fallidos intentos en ese sentido y enrostró a los congresistas argentinos que Brasil hace 30 años, desde la aplicación del “Plan Real” del entonces ministro y luego presidente Fernando Henrique Cardoso, logró estabilizar su moneda y bajarse de la calesita inflacionaria.
Cabe recordar, que Bolsonaro y Macri propusieron en su momento la creación del “peso real”, idea que rechazada por el Banco Central de Brasil.
El gobierno argentino apuesta ahora al Bndes para financiar la segunda etapa del “Gasoducto Presidente Néstor Kirchner”, que permitiría exportar el gas de Vaca Muerta a Brasil, un común interés de ambos países, dada la declinación de la producción de gas de Bolivia, que exporta a ambos países. Tal el segundo anuncio que podrían hacer mañana Alberto Fernández y Lula.