La defensa de Argentina de su plan de gasto fiscal lo está poniendo en un nuevo curso de colisión con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque los analistas creen que el país sudamericano se verá obligado a cambiar su posición y cerrar un trato para evitar una crisis aún mayor.
El Gobierno argentino y el FMI han estado en constantes conversaciones durante más de un año.
Argentina busca evitar un incumplimiento de deuda con el FMI en un año en que se avecinan pagos por US$ 19,000 millones, parte del préstamo por unos US$ 45,000 millones que le otorgó el organismo y que debe ser renegociado para ayudar a restaurar la credibilidad argentina con los mercados.
El ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, dijo la semana pasada que la mayor diferencia en las negociaciones con el Fondo era sobre la velocidad a la que el país debería reducir su déficit fiscal. Guzmán presentó un plan económico que conlleva déficits por cinco años más y emisión monetaria.
Guzmán señaló que la propuesta del Fondo “detendría la recuperación económica que la Argentina está viviendo”, mientras que su plan daría “continuidad a esta recuperación fuerte”.
Consultado por Reuters, desde el FMI no hubo comentarios, pero el mes pasado el organismo informó que Argentina necesitaba reducir la monetarización de su déficit fiscal y elevar las tasas de interés por encima de la inflación.
Muchos inversores internacionales reaccionaron con decepción a las recientes declaraciones de Guzmán.
Los detalles de la presentación (del ministro) fueron “decepcionantemente escasos”, indicó Stuart Culverhouse, jefe de investigación de renta fija y soberana de Tellimer en Londres.
Sin un fuerte aumento en los precios agrícolas, “no está claro de dónde vendrá el crecimiento, en ausencia de un marco de política creíble”, añadió.
Por su parte, Siobhan Morden, directora gerente de Amherst Pierpont Securities, describió el plan como un “enfoque desafiante para insistir en un modelo económico fallido”.
“La presentación del ministro Guzmán parecía más teatro político que cualquier discusión técnica racional de un programa económico”, afirmó en una nota de investigación.
La estrategia del Gobierno argentino parece basarse en exigir indulgencia del FMI para contrarrestar lo que percibe que fue un programa con motivaciones políticas aprobado en el 2018 para beneficiar al entonces presidente promercado Mauricio Macri.
Pero el propio organismo ha criticado el plan anterior por considerarlo demasiado frágil para abordar la realidad política y económica de Argentina, y por sobreaceptar las proyecciones económicas demasiado optimistas del Gobierno.
La propuesta de Guzmán también parece estar sustentada sobre pronósticos optimistas.
El plan argentino predice un crecimiento económico a casi el doble de la tasa del consenso actual del mercado, que es compartido por el FMI. Además, estima que la inflación alcance solo el 33% en el 2022, mientras que muchos esperan que se mantenga por encima del 50%.
Un acuerdo con el FMI es ampliamente visto como la única opción de Argentina para evitar un colapso económico. Si no se llega a un arreglo, se desencadenaría un default con el Club de París, quién, el año pasado, puso como condición un acuerdo entre el FMI para renegociar su deuda con el país.
El Gobierno argentino, con sus bonos soberanos en dólares con un rendimiento cercano al 20% en varios vencimientos, ya se encuentra fuera de los mercados internacionales de deuda, lo que limitaría las opciones del país a imprimir más dinero para financiar el déficit, según muchos economistas.
“En ausencia de acceso a los mercados externos y en medio de un bajo ahorro interno, un camino de consolidación fiscal más lento implica una mayor asistencia monetaria y, por lo tanto, una mayor inflación y mayores desequilibrios financieros en términos de la brecha cambiaria oficial/paralela”, dijo Diego Pereira, economista jefe para el Cono Sur y Perú en JP. Morgan, dijo en un reporte de clientes.
El tipo de cambio mayorista en Argentina ronda los 103.6 pesos por dólar, mientras que en el mercado informal o ‘blue’, alcanza los 208 pesos por dólar. La brecha supera el 100%.
La hora de la verdad
El jueves, el banco central de Argentina (BCRA) elevó las tasas de su bono a 28 días en 200 puntos básicos a 40%, una tasa anualizada implícita de 48,3% según JP.Morgan, aunque aún por debajo de los pronósticos de inflación mayores al 50%.
Goldman Sachs calificó la medida como “un paso muy pequeño en un largo camino hacia la normalización monetaria y financiera”, y dijo que “la combinación actual de políticas monetarias y fiscales, y el amplio conjunto de controles financieros y de capital es insostenible e inconsistente con el crecimiento socialmente inclusivo a mediano plazo”.
Los analistas coinciden en que es probable que finalmente se llegue a un acuerdo, dado lo que está en juego.
“En primer lugar, evita tener un incumplimiento con el FMI, que en si mismo no desencadenaría un incumplimiento de los bonos (soberanos), pero afectaría negativamente el precio”, dijo Carlos de Sousa, estratega de deuda de mercados emergentes en Vontobel Asset Management en Zúrich.
Un acuerdo también es el escenario que estima Pereira de JP Morgan, aunque predijo que las negociaciones podrían experimentar un estancamiento temporal en las próximas semanas.
Al final, el dolor de cualquier ajuste fiscal que probablemente exija el FMI sería mucho menor que la agitación económica causada por un posible incumplimiento de los préstamos del Fondo, expresó Pereira.
“Un acuerdo con el FMI antes de fines de marzo parece una condición necesaria para evitar escenarios más disruptivos”, añadió.