El ritmo de creación de empleo en Estados Unidos cayó fuertemente en agosto, un nuevo golpe para el presidente Joe Biden, debilitado por la crisis afgana, pero también un nuevo argumento en favor de sus planes de inversión.
El mes pasado solo se crearon 235,000 puestos de trabajo, tres veces menos de los 750,000 que esperaban los economistas.
Esta fuerte desaceleración se produce sin embargo después de dos meses de crecimiento del empleo, ya que en julio se crearon 1.1 millones de puestos de trabajo y en junio 962,000, según datos revisados al alza publicados también el viernes.
La creación mensual de puestos de trabajo permite tomar el pulso a la recuperación económica estadounidense.
El empleo es una de las prioridades de Biden, que espera que el Congreso adopte sus gigantescos planes de inversión para garantizar un crecimiento económico sostenible.
Sin embargo, “la economía no puede recuperarse y reabrirse por completo hasta que el virus esté contenido, es devastador”, tuiteó la economista Diane Swonk, de Grant Thornton.
“Este es solo el comienzo del efecto de la variante delta”, advirtió su colega Ian Shepherdson, de Pantheon Macroeconomics.
La variante hace que los estadounidenses se muestren reacios a salir y consumir o regresar al trabajo.
Muchas empresas que habían planeado retomar el trabajo presencial en septiembre lo pospusieron por varios meses.
El resurgimiento del virus también genera temores de nuevos cierres de los centros educativos, que acaban de reabrir, lo que podría afectar la vuelta al trabajo remunerado de numerosas madres.
Desigualdades
“En agosto, se produjeron notables ganancias laborales en servicios profesionales y comerciales, transporte y almacenamiento, educación privada, manufactura y otros servicios”, señaló el Departamento de Trabajo en su comunicado de prensa.
En sentido contrario, el empleo minorista disminuyó.
La tasa de desempleo siguió cayendo, hasta el 5.2%, como se esperaba, desde el 5.4% del mes pasado.
Esta disminución se explica en parte por el hecho de que muchas personas han abandonado el mercado laboral y ya no están buscando trabajo activamente.
Las desigualdades continúan aumentando: mientras que la tasa de desempleo entre los estadounidenses blancos disminuye constantemente (hoy es de 4.5%), la de los afroamericanos y los hispanoamericanos se mantiene alta y estancada, en 8.8% y 6.4% respectivamente.
Además, todavía faltan 5.3 millones de puestos de trabajo en comparación con febrero del 2020, justo antes del inicio de la pandemia en Estados Unidos.
Paradójicamente, a los empleadores les cuesta encontrar candidatos para puestos con bajos salarios, como camareros de restaurantes y bares, conductores de autobuses escolares o especialistas en logística.
Esa escasez hizo subir los salarios en agosto, por quinto mes consecutivo.
Fin de ayudas
Paralelamente, varios millones de estadounidenses se quedarán sin subsidio de desempleo a partir del lunes.
Las ayudas adicionales, pagadas desde el inicio de la pandemia, están caducando, y los desempleados de larga duración y los autónomos estarán entre quienes se quedarán sin subsidios.
El gobierno federal pidió a aquellos estados donde la tasa de desempleo sigue siendo alta que mantengan las ayudas.
“No se debería esperar un aumento inmediato del empleo”, lo que afectará en los ingresos y gastos de los hogares, con el riesgo de ralentizar el consumo, motor de la economía estadounidense, dijo el jueves Nancy Vanden Houten, economista de Oxford Economics.
Es improbable que estas malas cifras empujen a la Reserva Federal (Fed, banco central) a reducir su apoyo a la economía.
Su presidente, Jerome Powell, ha afirmado reiteradamente que la reducción de la ayuda estará condicionada a una recuperación total del empleo.
Para Ian Shepherdson, la Fed “fácilmente podría verse obligada a esperar hasta enero” o al menos hasta diciembre.
Desde marzo del 2020, la institución monetaria comprado todos los meses letras del Tesoro y otros valores por US$ 120,000 millones.