La deuda estudiantil total en Estados Unidos, de más de US$ 1.5 billones, es mayor que los préstamos nacionales de la mayoría de los países. Se ha quintuplicado en tamaño desde el 2004, superando tanto los préstamos en tarjetas de crédito como el financiamiento para compra de automóviles. Este crecimiento a menudo se presenta como evidencia de una crisis. Pero el aumento de la deuda total, aunque sea llamativo, no es el verdadero problema.
Refleja en gran medida el aumento de los préstamos de los estudiantes de posgrado, como los abogados en ciernes, que llegarán a tener altos ingresos. Y el 92% de la deuda estudiantil se debe al gobierno federal, lo que significa que los incumplimientos no representan ningún riesgo para el sistema financiero. El verdadero problema es que 11 millones de estadounidenses, muchos pobres y no blancos, y muchos engañados para cursar estudios y obtener títulos sin valor, luchan para pagar incluso deudas pequeñas.
Algunos candidatos demócratas a la presidencia parecen no saber esto. Bernie Sanders, el favorito de las encuestas, quiere cancelar todas las deudas estudiantiles, un apoyo financiero que sin duda proporcionaría alivio a aquellos que están en aprietos, pero también ofrecería una enorme ganancia inesperada para los adinerados.
Elizabeth Warren cancelaría todas las deudas hasta US$ 50,000, una medida que es igualmente indiscriminada. Afortunadamente, Joe Biden y Mike Bloomberg, quienes anunciaron su política de deuda estudiantil el 18 de febrero, tienen planes que se adaptan mejor al problema.
Biden y Bloomberg quieren poner a todos los solicitantes de préstamos para títulos universitarios (existentes y nuevos) en un esquema de pago vinculado a los ingresos, bajo el cual los prestatarios deben pagar solo una fracción de sus ganancias anuales por encima de un cierto umbral.
The Economist ha defendido durante mucho tiempo un mecanismo de pago de este tipo, que funciona bien en Gran Bretaña. Vincular los pagos a los ingresos hace que sea imposible verse empobrecido por la deuda de los estudiantes, y permite a los graduados asumir riesgos al principio de sus carreras.
Estados Unidos ya tiene planes de pago vinculados a los ingresos para los prestatarios en dificultades, pero tienen fallas. Los umbrales de ganancias en los que comienzan los pagos son demasiado bajos: generalmente alrededor de US$ 18,000, en comparación con £ 26,000 (US$ 34,000) en Gran Bretaña. Las tasas de interés, que generalmente rondan el 6%, son injustificadamente altas para obtener préstamos del gobierno. Y los sistemas son una pesadilla administrativa.
Los estudiantes deben elegir entre una de las cuatro opciones y llenar documentos nuevos cada año para evitar sanciones. Cualquier deuda pendiente se condona después de 20 o 25 años, pero la condonación de la deuda está sujeta a impuestos, lo que pone a los deudores en dificultades a merced del Servicio de Impuestos Internos (IRS por su sigla en inglés).
Al inscribir a todos automáticamente, los planes de Biden y Bloomberg mejorarían enormemente el status quo. Ambos reducirían los pagos de 10% de los ingresos por encima del umbral a 5%, menos incluso que en el sistema británico. Biden elevaría el umbral de reembolso a US$ 25,000 y haría que toda condonación de deudas fuera libre de impuestos. Bloomberg perdonaría las deudas contraídas en universidades en quiebra o depredadoras con fines de lucro y eximiría la condonación de deudas de hasta US$ 57,000. Ambos candidatos también deberían considerar reducir la alta tasa de interés.
Sin embargo, hacer que los préstamos estudiantiles sean menos onerosos para los solicitantes es solo la mitad del remedio. El Congreso también debería tomar medidas drásticas contra las universidades de baja calidad y con fines de lucro. Estas instituciones dependen casi por completo de los préstamos federales estudiantiles para generar ingresos, cobran los precios más altos posibles y se promocionan agresivamente.
Cuando los estudiantes se gradúan y no pueden pagar sus deudas, el contribuyente paga la factura. La administración de Barack Obama intentó controlar a estas universidades, pero la de Donald Trump ha aflojado las reglas. Todos los candidatos demócratas reconocen este problema.
Una agenda de reformas también podría incluir los préstamos federales del gobierno para estudiantes graduados. A diferencia de aquellos para estudiantes universitarios, estos son ilimitados. Aunque no es una gran fuente de problemas de deuda, puede estar alimentando una carrera armamentista inútil y costosa entre los ricos. Los gobiernos cumplen un papel para ayudar a financiar la educación superior, pero las políticas bien intencionadas a menudo pueden salir mal.